Capítulo 77

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- Julietha -
Prometimos nunca tener un final

Junio técnicamente empezaba a quedar atrás y la mudanza fue lo más tedioso.

Para tener una habitación muy parecida a la de la casa de la playa, con un armario y un baño del tamaño de dos cuartos separados, Aarón no tenía casi ropa. Así que al menos no debíamos reacomodar para hacerme espacio.

Mayormente la realizábamos por las noches, ya que por la mañana toda aquella semana qué pasó estuve con Olivia y Ulises en lo que denomine sesiones creativas con un bloc de bocetos de arriba abajo y viceversa, mis colecciones volvían a tener éxito, querían más de esos cuadros que amaba pintar por lo que dejarlos que armarán un nuevo conjunto con obras independientes fue un acuerdos al que supimos llegar.

Me designaron algunos dibujos que tenía a lápiz y a crear unos nuevos en la misma línea creativa. Yo era mi propia representante por lo que por ahora me iba bien, pero le pedí a Olivia que me recomendara alguien para trabajar conmigo, yo no era de organizar exposiciones o mi asistencia a eventos, no sabía ni cómo llevar mi propia agenda por lo que alguien de confianza no me vendría mal.

Aquel domingo, una semana después del viaje a Grecia, fue el almuerzo con los chicos, nadie faltó incluso Brenda y Francisco asistieron, verla en un vestido de maternidad con su vientre abultado fue chocante pero tierno a la vez, Aarón no paró de preguntarme cómo me encontraba y en todo momento le aseguré que perfectamente, Logan fue el único que parecía notar que a veces perdía la olla cuando me quedaba imaginando qué tal vez mi vientre podría haber estado igual que el de Brenda en unos meses más.

A pesar de eso, pude sobrellevar el almuerzo, Fernanda sorprendió a varios con una caja de regalo algo grande. En ella, varios cuadros de un tamaño regular que enmarcaban fotografías de diversos momentos, en especial, fiestas y cumpleaños.

Fueron los primeros que decoraron la pared del fondo del pasillo, que separaba mi habitación de la de Aarón.

Era lunes, casi las once, esa noche había cenado sola, ya que Aarón avisó que tenía un compromiso con gente aburrida y no podría venir a casa. Recién acababa de ducharse y tras colocarse unos shorts de algodón, tratar de secarse un poco el cabello, pasando por incitarme con besos en el cuello hasta que me volteara para alcanzar sus labios, se puso a ordenar lo que había dentro de sus maletas.

Ya casi no teníamos más ropa que ordenar y solo faltarían las cajas. Terminé primera de meter todo dentro del closet, arrimé las maletas donde se suponía que debían ir zapatos o más ropa ya que había un tubo horizontal para colgar con más perchas, pero ninguno de los dos lo ocupaba así que lo designe el lugar para los equipajes.

Me merecía mi descanso por lo que me dejé caer en la cama un rato, era bastante cómoda, aún no terminaba de adaptarme por completo al apartamento y a veces se sentía mucho la soledad cuando Aarón no me acompañaba.

No entendía porque había elegido un lugar tan lejos de la playa, estábamos casi cerca de un bosque, rodeados de vegetación y olor a plantas, aún no comprendía el motivo de su decisión ya que él amaba el mar, el sonido de las olas y olor a humedad. Por ahora nos venía bien y no quise ninguna remodelación o cambiar de muebles, así que me negué rotundamente al escucharlo proponerme eso.

«-No quiero cambiar nada, amor.-chillé negando y caminando de un lugar a otro en la inmensa cocina gesticulando con las manos pareciéndome a mi hermano.-No quiero que traigan más muebles y no saber que hacer con los otros, ni desempaquetar más cajas ni tener que botar plásticos de embalaje. No más, Ruiz.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora