Capítulo 91

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- Julietha -
La mejor noche de todas

Rondaba muy cerca de mí, y los celos me invadían cuando las primas más jóvenes de Elliot se le iban encima, le pedían bailar y él las rechazaba con cortesía.

Yo me obligué a no desviar mi mirada hasta él, hablando con Dominik y Santiago que solía abrazarme con fuerza sin decirme nada. Logan y Luana bailaban igual que el padre de Elliot y mi madre, o Martha y Elliot. Mi amiga intentó que le explicara porque me había ido sin decirle a nadie y lo único que consiguió fue una disculpa reservándome los motivos.

Elliot se me acercó, y Martha se dirigió con señoras de su edad, supuse que amigas suyas, no fue hasta que Elliot estuvo a mi lado que mis alarmas se dispararon al ser claramente testigo de cómo Aarón se encaminaba hasta nosotros en su traje echó a la medida por Fer del color más oscuro que existía. Se unió a la conversación, y a Dominik y Elliot se les ocurrió poner a debatir sobre los privilegios de estar casada. En donde afloró ciertos comentarios controversiales y con los que mi amiga no estaba de acuerdo.

Elliot al final alzó bandera blanca, aunque Dom continuó tratando de seguir en ese debate hasta salir ganadora o al menos dejar bien claro su punto. Aunque el castaño no le dio más hilo del que jalar.

Aarón dejó una copa que llevaba en manos en la charola de un mesero que le preguntó si se la retiraba. La canción terminó y empezó otra, con tonalidades lentas y un compás que transmitía calma. La reconocí al instante, era una de las primeras que oí solo para ver si así mejoraba mi pronunciación con el francés, ya que la canción estaba en ese idioma.

—Elliot no te molestará que te la robe en un baile ¿cierto?—musitó Aarón dando un paso en dirección a mí, Santiago tomó la mano de Dominik y vi como se la apretó haciendo que mi amiga bajé la mirada para entenderlo—Es decir, será tuya por el resto de tu vida, dentro de muy poco y compartirla no debe ser un gran sacrilegio.

—Claro que no.—comentó Elliot con una sonrisa instándome a su encuentro con una de sus manos en mi espalda baja—Ningún problema alguno. Ve con tu mejor amigo, princesa.

Aarón desvió la mirada para disimular la sorpresa y la repentina diversión que lo embargó. Me tomó de la mano guiándome hasta la pista de baile y colocó una de sus manos en mi cintura mientras sostenía mi mano con la otra. Nos mecimos acorde a la música y en un giro hizo que ambas manos lo rodearan quedando más cerca de lo que me podía permitir.

—¿En serio? ¿No tuviste alguna excusa mejor que la de que soy un amigo tuyo?

No iba a responder ello.

—Eso quiso creer.

—Ahora veo que te puede comprar cualquier invento tuyo. Hasta que el sol sale de noche.

Volteé los ojos y sonrió. Negué creyendo que eso era un completo error.

—¿De qué habla la canción? Sé que en tu estancia aquí aprendiste francés.

—Del primer amor.—contesté sin pensarlo antes y traté de no juntarme demasiado al notar cierta extrañeza en mi alrededor—Las personas nos están mirando.

—Que lo sigan haciendo. Me da igual.

—No eres tú el que se casa en dos meses. No es tu matrimonio el que juzgarán de por vida.—le advertí creyendo que si me veían hablándole con firmeza sus miradas no serían tan rudas conmigo.

—No te cases entonces.—murmuró haciendo que girara en el estribillo de la canción.—No lo hagas y vuelve conmigo. Vuelve a nuestra vida. Tu condena es a mi lado, Julietha. Hazla más llevadera para ambos.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora