Capítulo 56

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~ Julietha ~
La princesa maldita

Había pasado casi la semana completa y en el transcurso de esta nunca recibí un mensaje, ni una llamada ni ninguna señal de que Aarón seguía con vida y aún me quería. Como me dijo, ya había tomado una decisión y yo debía aceptarla.

Di un pequeño sobresalto cuando mi celular vibro encima de la isla de desayuno de la cocina y yo estaba revisando el correo que llegaba a casa, donde no había nadie. Mi madre salió sin decir lugar y mi hermano fue a visitar a la señora Jones, no pude impedírselo y me abandono por un par de horas.

Me llené de valor y respondí a sabiendas de quien era por el nombre que aparecía en la pantalla. Era la primera vez luego de mucho tiempo que oía su voz de nuevo.

Princesa...—me saludó sin ningún prepotencia en un francés impecable que yo entendí gracias a las clases que acudí durante los primeros meses que estuve en Paris. En su voz se percibía la poca esperanza que tenía en que le contestara.

—Elliot.—musité a través de la línea, su nombre cayendo como un peso muerto de mis labios.

—¿Sigues en Estados Unidos? Me dijiste que solo sería un mes y ya ha pasado una semana fuera de ese plazo, ¿cuantas más tienen que pasar para que vuelvas? No sabes cuanto te extraño y te necesito conmigo. Nuestra boda se acerca, Juls, la novia no puede estar tanto tiempo lejos de su futuro esposo.—supe que él solo oírse tal vez le causó tal grado de satisfacción que lo hizo sonreír como un niño.

Siempre lo conseguía. El saber que iba a ser mi futuro esposo, que yo iba a ser de su posesión gracias a un maldito papel firmado por ambos donde especificaba que ya no éramos dos individuos solteros sino un matrimonio constituido que ya era "aprobado" para pasar a formar una institución como lo era la familia.

—Pensaba no volver, Elliot.—le dije en cuanto encontré entre los diversos papeles un sobre amarillo con mi nombre escrito pero sin remitente.—Te dije antes de irme que estaba confundida con la idea de querer casarme contigo siendo tan jóvenes aún.

Casi pareció irónico lo que decía. Ya que me consideraba joven para casarme con él pero no como algo negativo para impedirme estar preparada para ser madre. Sin embargo, él no debía saber eso, no podía lastimarlo con la verdad por mucho que sienta que no la podía seguir ocultando.

—¿Y te decidiste que no querías casarte allá? ¿Sola? Quizás influenciada por terceros, por tus hermanos que sé que jamás me quisieron, princesa—Santiago lo detestaba, le parecía demasiado aburrido y sin gracia—Créeme que lo sé, pero esta relación siempre fue de a dos...

No lo era, quien siempre tomaba las decisiones importantes por ambos era él, incluso en mi trabajo, me hacía firmar contratos, cumplir con condiciones que yo jamás había aceptado en los proyectos, y yo en mi letargo por culpa de mis emociones asfixiantes siempre aceptaba todo, quizás Elliot no me quería como su esposa, sino que necesitaba manejar a alguien por el resto de su vida.

—¿Lo fue, Elliot? Jamás pude decidir contigo a mi lado, jamás me consultaste nada nunca y por primera vez estoy eligiendo que quiero hacer, por mi cuenta, sin que nadie se inmiscuya cómo estás insinuando. Me estoy tomando mi tiempo. Pasándola con mi familia, ademas, ¿no me dijiste que tú madre había pausado todo hasta que yo me borre mis tatuajes de nada? ¿Ella no tomó esa decisión por su cuenta en la que sería nuestra boda?—di énfasis en aquella palabra—¿Sigues pensamos que la relación era solo de a dos? Ah. Y yo también sé que nunca le caí bien a tu madre.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora