Capítulo 63

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- Julietha -
El destino sabe divertirse

Era la medianoche. Necesitaba descansar para la exposición de la tarde siguiente y por ello ya estaba en mi cama arropada aunque sin saber cómo cerrar mis ojos sin que los demonios de la noche me acecharan. Los cuadros ya estaban en la galería, a salvo de la curiosidad de Aarón.

Ya había conseguido ver cinco de ocho y no le permitiría que continuara seguir con ello, porque habíamos apostado. Yo, un retrato suyo y él, ir con traje al evento de Dominik.

Por ello no me convenía perder, no quería retratarlo, temía dibujarlo como un monstruo o peor aún, como una versión de sí mismo que él detestara. Salí de la cama, sentándome en ese columpio que colgaba desde el techo de la habitación de Dominik que se había convertido en mi habitación/buhardilla. Ayudó mucho que mi mejor amiga realizara su mudanza y vaciara ese cuarto solo dejando su cama.

Me coloqué unas mantas sobre el regazo y mi ordenador encima a punto de abrir Netflix para buscar algo bueno hasta que mis ojos comenzaran a ver al protagonista con dos cabezas.

Tocaron con suavidad, fue tan pero tan imperceptiblemente que si me colocaba el audífono que me faltaba no lo hubiera oído.

Cerré mi ordenador y no respondí. Él único que vivía aquí era Aarón y yo, así que muchas opciones de saber quién estaba pasando por esos lares solo se resumían en el arquitecto. Hice silencio y vi como lentamente abría la puerta, aquella rechinaba un poco pero fue cuidadoso con ese detalle. Se adentró por completo y luego vio los dos caballetes vacíos, mis pinturas cerradas y un montón de almohadas en una cama vacía, además de una chica esperando una explicación en un columpio decorativo colgado al lado de la cama.

—¿Debería considerar eso como trampa?—le pregunte al ver que daba unos pasos a sabiendas que lo descubrí, se paró delante de la puerta.

—Nunca impusimos reglas.—acotó encogiéndose de hombros con una sonrisa ladina y los brazos tras la espalda.

—Estás jugando sucio.—volteó los ojos relajándose y apoyándose contra la puerta.

—No es cierto.—negó y yo entreabrí mis labios indignada.—Esto es una apuesta, no un juego y no es para nada sucio.

Mis mejillas estaban a punto de colorearse porque entendí su significado de "sucio" e implicaba el sexo. En ese caso, pues sí, nosotros conocíamos juegos más sucios aún, pero no venia al caso.

—En fin, pierdes tu tiempo.—sonreí risueña.—Al salir a la oficina me diste tiempo suficiente para que los encargados vinieran a recogerlos y se los llevarán a la galería.

La victoria era mía.

—No especificaste que los dibujos estuvieran en un lienzo, solo que fueran los cuadros que se expondrían.—su mirada alternó a mí y a mi cuaderno de dibujos...en donde tenía los bocetos y estaba en mitad de la cama, entre ambos.

Me miró. Lo miré. Nos miramos.

Miramos al cuaderno y nos abalanzamos sobre él.

Literalmente me tiré sobre mi cuaderno y aunque Aarón me alzó como cualquier cosa con un solo brazo yo me hice bolita aferrada a mi bloc de dibujos. Al ver que no lo soltaría por nada, me dejó en el suelo riéndose. Comenzó a andar por la habitación, por el escritorio...

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora