Capitulo 36

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~ Julietha ~
Te amé, te amo y lo seguiré haciendo hasta el infinito.

Fue algo doloroso, confuso, estremecedor, romántico, íntimo, irreal y muchos sinónimos y antónimos más de todos aquellos adjetivos.

Fue un despertar de un sueño en el que nos habíamos internado ambos. Aarón y yo nos perdimos en un camino donde creíamos habernos encontrado. Estar sin el otro nos trajo más desventajas que estando juntos y no nos dimos cuenta de ello hasta que estuvimos cara a cara observando lo tormentoso que se volvía la vida para el otro.

—No me quisiste nunca, Aarón.—respondí tratando de no sentirme triste, de no recordar como acabó todo, de omitir esos vacíos en mi pecho, de ignorar el escozor de las heridas.

Acaricié sus manos que no me soltaban, apoyó su frente contra la mía mientras sus pulgares acariciaban mis mejillas. Yo baje un tanto la mirada, centrándome en la cadena que llevaba en su cuello y con la intriga de si él también estaría viendo que yo llevaba una muy parecida puesta. Mi cadenita volvió a su lugar, ya que no pensaba verlo esa noche y como cada una de las mismas regresaba a la parte de mi cuerpo que no se acostumbraba a no tenerla.

Las lágrimas se rehusaban a tomar protagonismo, los errores no se resolvían de esa forma, el llanto no era un perdón conciso, solo muestra de un arrepentimiento que se mecía en una balanza de sinceridad. Se sentía el rencor que se inmiscuía entre ambos, que yo propagué al recordar cada maldita palabra que soltó y que me lastimaron, era la única manera, opción que tenía para olvidarme de él y ni eso funcionó. No me quedaba más alternativas, no tenía remedio alguno y es que cuando tú alma se condena a otra, no existe redención que las libere.

—Te quería más que nada, Julietha,—¿cómo saber si me mentía o no?, era complicado medir el grado de sinceridad en lo que decía—¿tan mal te lo demostré? ¿Acaso no lo sentías?

Se martirizó en el desespero por querer encontrar una explicación a lo que yo podía haber sentido como a lo que no.

—Éramos tan jóvenes que pudimos confundir el amor con lo que sea.—traté de pensar con algo de racionalidad, cosa de la que carecía estando a su lado—Además tú...

—Sé lo que dije, sé lo que hice,—me cortó dándose cuenta de lo que diría—pero no pudiste haberme creído, Julietha.

—¿Por qué no?—repregunté con incredulidad—Estaba demasiado vulnerable, y aprovechaste ello para entrar en mi vida. ¿Cómo querías que no creyera que todo fue una mentira? Eso sonaba muy convincente para alguien a quien la vida la había tratado demasiado mal. Y tú lo sabías. Era fácil creer que el tipo bueno no existía y solo jugó conmigo. Nunca creí merecer nada relacionado al amor, Aarón, me daba miedo sentir eso y luego llegaste tú, a demostrar que no había nada que temer. Yo no creía que tú podías quererme a mí y cuando me dijiste que no lo hiciste, fue sencillo asumir que estabas en lo cierto.

—No quise hacerte daño.

—Pero lo hiciste y lo sigues haciendo.—repusé con los ojos cristalizados, tratarte de proteger de quién quieres era realmente difícil, era una contradicción en tu ser, era destruirte a ti mismo—Esto nos lastima a ambos. Nos daña el alma porque no hemos curado el pasado. Nuestro problema es que creemos que aún tenemos una continuación y no es así. Fue un punto final, no puntos suspensivos. No podemos retroceder el tiempo, Aarón y cambiar lo que hicimos.

El espacio de repente pareció demasiado pequeño, me asfixiaba, todo me golpeaba de pronto. Quererlo era el mayor reto que había tenido que enfrentar en la vida. Quererlo y no poder decírselo, fingir que lo odiaba, era el desafío más grande que se me había puesto.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora