Capítulo 47

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~ Julietha ~
Top Model

No me esperaba despertar así.

Con la cabeza ligeramente dándome vueltas y un adormecimiento en las piernas, las cuales eran las únicas partes frías de mi cuerpo.

Parpadeé con pereza, no me quería despertar aún. Fui consciente que esa noche no había tenido pesadillas y abrí los ojos por completo para determinar dónde estaba, me senté en la cama que no era mía, el cabello me cayó por la cara y cuando me lo iba a acomodar, las mangas que se comían mis manos me lo impedían.

Oí una risa ronca proveniente de mi izquierda y volteé mi rostro mientras me remangaba la tela blanca. Por el olor impregnado en las sábanas ya sabía con quien había pasado la noche solo que verlo me hizo tambalear los pensamientos, creer que en vez de haber tenido una pesadilla había sido un sueño.

—Buenos días, pelirroja.—habló con sensualidad casual mientras se acomodaba el cuello de una camisa, esa de color negro, que le quedaba muy bien.

Con un gruñido volví a dejarme caer en la cama cerrando los ojos.

—Buenos días, arquitecto Ruiz.—molesté volviendo a abrir mis ojos para ver su seriedad ante mi apodo. Bien. Entendía que no le gustaba que lo llamara así.

Solté una risa ahogada ya que hasta eso me exigía un esfuerzo enorme. Me quedé embobada viendo el techo alto y blanco de la habitación. No se parecía en nada al de la casa de playa.

—Tengo una hora antes de irme a la oficina...—me avisó y yo giré mi rostro entrometiéndome en lo que decía.

—¿Eso quiere decir que tengo ese tiempo para seguir durmiendo un poco más y luego me dejarás en casa? Gracias—le pregunté mostrándole luego una sonrisa de dientes viendo que tampoco le gustaba que lo interrumpiese.

—Quiere decir, que tienes que alistarte para bajar a desayunar conmigo. Porque luego te vas a casa.—terminó de abrochar los puños de su camisa.

—¿A qué hora te levantaste?—pregunté porque para el hacer un desayuno tomaba cierto tiempo y ambos nos habíamos dormido muy tarde, ¿otra vez él no podía dormir bien?

—Hace una hora.—eso apaciguó un poco mi incertidumbre—Tomé una ducha, pedí a domicilio y estaba terminando de vestirme.—eso lo aplacó por completo—Quiero desayunar contigo, así que apúrate.

—¿Me estás ordenando creo?

No moví un insignificante músculo ni hacía el amago de que lo obedecería.

—Sí.—se acercó a mí—Estas invadiendo mi cama y llevas puesta mi ropa,—y me quedaba divina su camisa, por cierto—son dos cosas que necesito de vuelta. Ya levántate.

—No.—me tapé la cara con las manos—En media hora.—la tela amortiguaba mi voz—Luego me levanto, me alistó y nos vamos.

Besó mi frente alzándome en vuelo en contra de mi voluntad. Bien. Eso se volvía una costumbre. Apoyé mi rostro en su hombro rodeándolo con mis brazos, besó mi sien y me sentí la niña más caprichosa del mundo. Sin embargo, en mi mente cambié el caprichosa por un consentida y mimada, de buena manera. El hilo de mis pensamientos se volvió fino en cuanto mis párpados decidieron cerrarse.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora