Capítulo 53

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- Julietha -
Aún no, por favor

Aquella llamada me supo a dolor y perdición, y...a final. Me oprimió el corazón y me obligó a abrazarme a mí misma con fuerza para tratar de sostenerme mientras quienes hablaban a través de mi celular ya no éramos Aarón y yo, sino él y Taylor.

Agradecí estar con Taylor en ese momento, quizás Aarón jamás previo eso pero supo dejarme en buenas manos, ya que fue como una figura paternal, me acogió en sus brazos y le explicaba a mi hermano que sucedió al yo no saber formular oraciones coherentes en ese instante.

Me preocupé por él, si yo me encontraba en estado de shock, no quería pensar como estaba él, solo y rodeado de personas que no sabrían como salvarlo de sí mismo.

Santiago se había quedado con Taylor quien prometió cuidarlo a capa y espada. Respiré profundo al entrar por ese largo pasillo de la clínica donde años atrás había estado mi hermano internado.

En las sillas de espera fuera se encontraba Gretel destrozada entre los brazos de Cristobal, él lucía acongojado y perturbado pero trataba de disimularlo, Vivianna tenía un pañuelo sobre los labios confundía y percibí que se sentía fuera de lugar allí, Natalie retenía a su hija que no entendía nada y hacía preguntas hasta decir basta. Los repasé a todos y todos se centraron en mi, por un segundo recobré raciocinio y al siguiente lo volví a perder, Vivianna se alejo de la pared en donde estaba recostada en un intento por abalanzarse sobre mí, pero se quedó a medio camino cuando la puerta de la habitación de la que estaban afuera se abrió y salió una enfermera, fue ahí que noté a Aarón arrodillado a un lado, sosteniendo la mano de su abuela.

Entré a paso lento, incrédula al ver a Gertrudis en aquella cama, pálida y con los ojos cerrados conectada a un montón de cables. Tenía una máquina de oxigenación, su saturación no era buena y sus latidos, no supe si fue mi percepción o la realidad, pero parecían más lentos de lo normal. Mi cuerpo tembló por completo y sentí los escalofríos atravesándome los huesos.

Me acerqué a Aarón que tenia la cabeza gacha, era evidente que había llorado y aunque las intenté reprimir al verlo, las lágrimas conocían la manera de escaparse de mis ojos, las limpié con el dorso de mi mano tratando de ser fuerte para él. Gertrudis abrió sus ojos despacio y le sonrió a su nieto, veía su pulgar acariciando el dorso de la mano de Aarón tratando de transmitirle calma.

—Vas a estar bien ¿okey?—murmuró aunque probablemente lo que dijese fuese una mentira, ajustando su mano. Dándole un beso entre lágrimas que no pude controlar.

—Ve con ella.—le susurró Gertrudis al verme aún quieta al extremo opuesto de su cama.

Aarón la obedeció de inmediato. Le regaló a su abuela probablemente la escena que ella quería ver desde hacía mucho y tal vez desde otras circunstancias, me besó con dulzura con el sabor salado de las lagrimas de ambos colocándose en medio. Pude sentir su temor en ese beso que duró muy poco ya que luego busco consuelo cuando lo rodeé con mis brazos, se desbarató y yo solo me limité a ser su soporte como tantas veces él lo había sido para mí en el pasado.

—Todo va a estar bien.—le susurré la misma mentira reconfortante que él había dicho a su abuela.

—Sé que no lo estará, Julietha.—sollozó rompiendo en espasmos contra mi cuerpo que no sabía como estaba aguantando todo él.

Oí como detrás de nosotros la puerta se abría ligeramente y luego la voz suave de Gretel nos interrumpía. Besé su mejilla cuando se separó con cuidado. Se pasó una mano por su cabello, despeinándose en el proceso y quitándose las lágrimas de las mejillas con rapidez.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora