Capítulo 94

27 2 0
                                    

~ Aarón ~
Mi más grande sueño

Necesitaba largarme de esa ciudad, a donde fuese, quizás tomar el primer vuelo a Los Ángeles era una buena idea, pero me vi guiado hasta el faro donde pasamos la última noche, el señor que descubrí que se llamaba Robert, no solía dejar que los turistas vieran el faro desde adentro notó que rondaba por allí y terminó oyendo mi historia en la parte más alta con un whisky barato que tenía guardado y me prometió que era de esos que curaban cualquier herida del corazón.

—A veces suele pasar. El amor es complicado y más si eres joven. Le gusta divertirse con los que tienen poca experiencia de vida.—musitó sirviéndose más trago.

—Vaya que si es una mierda. Me duele, maldita sea, me duele haberla dejado allí, me duele tener que olvidarme de ella como se lo prometí.

—¿Estás seguro que no lo ama? En dos meses, pudo haberse enamorado.

—Julietha no se enamora tan rápido. No te deja entrar a su mundo si no le insistes una y otra vez de que no te asusta ya nada. Teme que huyas si conoces todos los demonios qué hay a su alrededor.

—¿Y tú ya conoces a cada demonio? ¿Cómo sabes que ya no la atormentan? Dices que no la vistes haces tres años, ¿cómo sabes si no han aparecido unos nuevos?

Lo miré tratando de priorizar esa pregunta. ¿Cómo sabía que no había más demonios? Bebí un trago más de whisky. Y decidí contemplar la vista despejando la mente un momento más, tratando de calcular cómo mierda bajaría tantos escalones sin darme de bruces por borracho. Robert tenía experiencia, yo ni la mitad de la suya.

Al mediodía me fui del faro. Alquilé una habitación de hotel donde sabía que los demás se estaban alojado. Fernanda al hablarme por teléfono decidió darme mi espacio y Dominik le pidió a Jhonatan que no insistiera cuando pretendió quedarse conmigo aunque la suegra de Julietha no quiso que nadie de los conocidos de la novia, excepto su madre, estuviera cerca.

Logan se llevó a Santiago aunque su madre quiso que se quedara con ella porque creía que lo estaban malcriando. Yo supe escaquearme por allí y quedarme hasta que Julietha apareció. No creían que me fui ileso de la recepción, mi cuerpo se sentía con un malestar que se originaba desde mi pecho extendiéndose hasta cada parte de mi ser.

Pasé esa noche en Marsella y a la mañana siguiente, muy temprano, alguien llamó a mi puerta. La abrí de mala gana, la cabeza aún me daba vueltas por culpa del maldito whisky barato. Iba a gritarle a quien sea que hubiera osado molestarme aunque pedí que no lo hicieran.

Pero al abrir vi a un pequeño castaño de once años con una almohada bajo el brazo arrastrando una manta y se pasó la mano por los ojos.

—Buenos días, mi único cuñado.—se adentró solo a mi habitación y se subió a mi cama desordenada tomando el mando de la televisión, las temperaturas en Marsella habían descendido varios grados más que el día de ayer, por ello se abrigó con su manta sobre los hombros—¿Qué película quieres ver?

Aquel día terminé viendo las películas de las Tortugas Ninjas con el hermano menor de Julietha, y entendí que sería imposible olvidarla. No lo conseguiría jamás. Santiago sería un recordatorio constante, ya era parte de mi familia también. Le escribí a Logan que su hermano estaba en mi habitación y le envié una foto de Santiago.

Me pregunté si lo quería tanto porque era como el hijo que nunca llegué a tener con ella. A mitad de la segunda película, Santi recobró la sonrisa emocionando por la acción de la película apropiada para su edad. Y yo dejé de prestar atención, imaginándome en un futuro alterno, compartiendo esa misma escena pero con un pequeño pelirrojo en mis brazos, con mis ojos y las expresiones de su madre. Me gustaba esa idea, aunque ahora fuese solo un maldito sueño.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora