Capítulo 69

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~ Aarón ~
El regreso de la venda

Estuve enfrascado en mi celular todo el tiempo que duró la ducha de la pelirroja y envuelta en una bata se sentó en mi delante. Tomó mi mano izquierda y entrelazó nuestros dedos, la acerqué besando sus nudillos. Sabía que estaba analizando dentro de cuantos minutos me daría cuenta que sus ojos no miraban ningún otro punto que no fuese yo.

-¿Qué te parece ese?-volteé mi celular mostrándole el restaurante que había encontrado, estaba a siete minutos caminando y era del gusto de ambos.

-Perfecto.-asintió casi sin ver las fotos, yo entrecerré mis ojos, ofendido por su poco aprecio ante mi esfuerzo por buscar un restaurante idóneo y decente.

-Ni siquiera lo viste.

Se levantó para agacharse a abrir la maleta, yo ya estaba vestido, tan solo faltaba ella y fue bastante rápido con su elección de lo que luciría esa noche. Sacó un vestido veraniego de color blanco con varias flores de colores oscuros. Se quitó la bata mientras seguía hablando.

-Claro que vi el lugar.-rebatió, tuve que relamer mis labios desviando mi mirada hasta el celular porque ese conjunto de lencería que traía puesto me hacía querer no salir de esta habitación.-De lo contrario, no sabría que ponerme.

-¿Te parece bien? No criticaste nada, debe haber alguna disconformidad sino no serías tú.

Rió colocándose el vestido y acomodándoselo, se dio vuelta y ahí era donde mi papel ingresaba, tomé las dos tiras sobre sus hombros e hice un nudo detrás de su nuca.

-Me siento un poco indignada de que creas que tengo que buscarle un defecto a todo, pero dejando ese punto por afuera. Confío en tu decisión, y si no nos gusta, aún podríamos buscar otra opción, ¿no? Eres Aarón Ruiz, debes tener un plan B.

Fui yo esta vez el que sonrió, soltó su cabello dándose media vuelta, ya no tenía el cerquillo a pesar de que me había acostumbrado a verla utilizándolo, era un estilo demasiado parisino en ella y me recordaba su etapa lejos de mí. Su cabello siempre me había llamado la atención, me gustaba acariciarlo, jugar con sus mechones y sobretodo apartarlo para que quedara como una cortina rojiza tras su espalda.

-Obviamente. Encontré una segunda opción por si la primera no nos convence estando allí.-me distraje pasando mis manos por su hombro donde las alas de ángel reposaban y me incliné besando su tatuaje tras su oreja izquierda. Ella colocó su mano exactamente en la parte de mi torso donde la tinta negra trazaba el infinito.

-Y yo en mi celular tengo una lista de recomendaciones de recepción.-la miré con cautela.-¿Qué? Le mencioné nuestro plan a Fernanda y la señora de beige fue de ayuda con sus contactos.

-¿Me hiciste buscar en internet cuando pude haberme metido en la ducha contigo?-le pregunté incrédulo. Era una arpía con sentido del humor.

-Seamos sinceros, ninguno hubiera querido salir si nos duchábamos juntos.

Tenía un buen punto. Terminó de colocarse unos aretes plateados y agarrar un bolso color caramelo que solía traer desde que la conocí, estaba algo deteriorado pero nunca quise decirle nada, ella se sentía cómoda llevándolo y yo no era nadie para prohibirle que lo usara.

Nos dirigimos al ascensor, era cerca de las siete de la noche del día siguiente en Grecia debido a la diferencia de horario. Le pedí que guardara mis cosas en su bolso, mi celular y billetera, y no se negó.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora