Capítulo 20

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Deseo y amor
~ Julietha ~

Lo primero que oí fue la voz fina de una pequeña emocionada.

Esh la sirenita Arel, tillo Aarón.—con rapidez deduje las palabras de Maricielo antes de voltearme sobre mi hombro y observarla en los brazos de Aarón que no hizo más que sonreírle a la niña.

Verlo detrás de mí sosteniendo a Maricielo me hizo obviar el hecho de como fue que la niña lo llamó.

—Se parece pero no es, cariño.—le explicó con dulzura.—Ella no es una sirena, es un ángel.—mi expresión de sonrisa (en realidad fingida) se perdió pasando a quedar con un semblante atónito por sus palabras. Y al continuar hablando ya no lo hizo mirando a Maricielo, sino a mí, solo a mí—Un ángel del arte.

Olivia y Ulises que llevaban tres años casi día a día conviviendo conmigo lo supieron ver, y me escudriñaron con la mirada para buscarme alguna otra señal que les indicara mis motivos de desconcierto ante un rico más cómo se mostraba Aarón Ruiz . Me recompuse en un parpadeo, volviendo a ser la artista reluciente perdida en los ojos del hijo de quienes la habían contratado.

—Aarón, ¿podrías dejar de meterle ideas a la niña?—la voz de Natalie rompió cualquier burbuja que hubiésemos creado ambos.

—Son certezas. ¿Acaso no lo oíste la noche en la subasta?—defendió Aarón entusiasta—La señorita Navarro es considerada de esa forma en Francia, en las reconocidas galerías europeas. No es ninguna mentira lo que estoy diciendo.

—Da igual.—la pelinegra alzó los hombros en un gesto que se vio inmaduro—Maricielo es una niña y se confunde, luego va a pensar que los demonios son santos.—a ninguno allí presente le paso desapercibido su comentario—Tres años es una edad muy temprana para conocer la hipocresía.

Gretel guió a Olivia enganchándose de su brazo para incitarla a caminar lejos de aquella riña mientras sus hijos, tanto el biológico como la adoptiva, se fulminaban con los ojos, diciéndose algo que yo no fui capaz de descifrar, Ulises quiso hacer lo mismo conmigo y apartarme de allí pero no se lo permití. Así que se adelantó, yo me di media vuelta fingiendo que lo seguiría y fue cuando Aarón lanzó su último comentario.

—Si se la llevas inculcando desde que nació no entiendo de qué alardeas.—pareció que Natalie optó por tomar a la niña en sus brazos pero Aarón se lo impidió—Ella está bien conmigo, ¿verdad, cielo? ve a seguir recibiendo a los demás invitados y deja a tu hija tranquila.

—No la acerques a ella.—repuso Natalie entredientes.

—¿A quien?—quiso hacerse el bromista.

—A un demonio que finge ser ángel.

Ya había dado unos pasos y al segundo siguiente él contraatacó.

—Que tú nunca hayas podido ponerte aquel traje no significa que los demás tampoco puedan.

—Ambos sabemos que no es más que una pobre ilusa. No es como yo, por ejemplo.

El arquitecto soltó una risa jocosa cargada de maldad.

—Estamos de acuerdo en que ella esta en un nivel muy por encima del tuyo.—alce el mentón al avanzar sin pretenderlo—Solo mírala, sin hablar consigue que el mundo note su presencia, mientras que tú, eres solo unas más del montón.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora