Capítulo 48

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~ Julietha ~
La eterna química

No bajé del coche para saber que estaban hablando Dom, Fer y la señora de beige, solo noté que me señalaban y se comunicaban por teléfono con distintas personas en distintos momentos.

Lo estaba haciendo bien durante todo ese tiempo hasta que llegaron y no me resistí más. Cada uno en su respectivo auto. Aarón en su Ferrari y Jhonatan en su Ford clásico. Lucía unas gafas de sol aunque ya estaba a nada de ponerse el atardecer y supuse que aún seguía con la resaca.

Mis piernas me temblaron. La brisa fría y la humedad del ambiente hacían que tiritara un poco. Me abracé a mí misma acercándome.

—¿Para qué nos necesitaban?—preguntó Aarón que estaba de espaldas a mí. Aún no se percataba que yo me encontraba allí.

—¿Recuerdan cuando trabajan de fotógrafo y ayudante?—la señora de beige se apartó. Dominik se acercó a Jhonatan y rozó sus labios a lo que este respondió con una sonrisa boba.

Las cosas iban mejorando de manera positiva. A pesar de vivir bajo el mismo techo rara vez coincidían por eso mi contacto con ellos había disminuido, nuestros horarios escasa vez empataban en ciertos momentos del día y era más difícil estar unidos.

—Cómo olvidar esos buenos tiempos.—habló Jhonatan aferrado a la cintura de Dom.—Por cierto, luces muy bien, Juls.

—Lo recuerdo, ¿por qué?—Aarón interrogó a Fer mientras se daba la vuelta al oír como le agradecía en un susurro un poco avergonzada a Jhonatan.

Me detalló y yo sentía que iba desnuda. Mi piel se erizó al ver el deseo, la devoción en su mirada café, se quedó analizando cada parte de mi cuerpo marcado por el vestido, cada detalle que parecía estar bordado para mí. Tragué saliva con dificultad y vi como se obligaba a dejar de prestarme atención para oír a Fernanda.

—El fotógrafo de la revista les falló,—explicó la rubia con una sonrisa de complicidad en los labios apoyándose en la puerta del Ferrari—necesitan un reemplazo con urgencia porque las fotos deben estar lista hoy para publicarlas pasado mañana y quizás...tal vez yo les dije que conocía a alguien.

Aarón la miró perplejo, algo enojado también.

—¿Por qué hiciste eso?—le preguntó malhumorado.

—Porque no iba a dejar a Julietha vestida en vano.—Fer supo cómo hacer que su semblante cambiara—¿Tú sabes cuantas veces le he dicho que se ve hermosa y que no debe apenada?

Notaba mi inseguridad en el aire. Dom me sonrió dándome fuerzas. Yo desvié la mirada hacia el mar acariciando mi brazo desnudo.

—Claro que lo está.—refutó Aarón mirándome y transmitiéndome confianza en sus ojos.

—¿Entonces nos ayudarás?—consultó Fer.

—¿Cuántas fotos son?—empezó a remangarse la camisa. Preví que ese vestido si o si iba ser fotografiado ese día.

—¿Vas a poner un precio?—la rubia alzó una ceja indignada.

—Me escapé de la oficina porque dijiste que era urgente,—Aarón el cruzo de brazos—tengo el tiempo medido.

—Son como unas diez. En realidad quieren las mejores tomas con el atardecer de fondo, así qué hay que apurarnos.

—¿Tienen el equipo? De querer este favor mínimo habrá una buena cámara y paneles de iluminación.—se puso de arrogante.

—No es la tuya especialmente pero una de calidad. Ya la revisé.—musitó Fernanda ante la mirada dudosa de Aarón mientras la rubia señalaba la parte trasera de la camioneta donde estaba la señora de beige.—Si te atendía cuando hablabas de tus juguetitos con flash.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora