~ Julietha ~
Momentos de debilidadNo debía permitirme caer porque el golpe contra la realidad dolería demasiado.
Pero en algunas ocasiones era inevitable.
Las tentaciones hacían que la naturaleza débil del hombre aflorara y los impulsos fuesen imposibles de controlar.
Aarón me hacía perder la razón y paciencia, siempre lo había hecho, solo que esta vez era diferente porque creía ya no conocerlo y eso me producía incertidumbre. No poder reprimir mi instinto ante él me causaba miedo y pánico. A pesar de ello, mi cuerpo parecía haberlo estado esperando durante todo ese tiempo.
Mis movimientos se regían por sí solos. Obedeciendo a algún tipo de orden tácita que demandaban los suyos. Me concentré en el contacto entre nuestros labios. Separé las piernas cuando me elevó con sus manos en mis caderas posicionándome sobre el maletero del coche mientras me apresaba contra su cuerpo, enterrando sus dedos en mi cintura. Mis muslos se contrajeron al sentir que se colocaba entre ellos. Mis labios recibían a los suyos y mis dedos se perdían en su cabello evitando que se separase de mí.
Su aliento se mezclaba con el mío, la necesidad que habitaba en ambos era irreal, éramos como dos adolescentes que por primera vez descubrían que diablos era el éxtasis, éramos dos piezas que encajaban por sí solas aunque a simple vista parecían pertenecer a diferentes espacios. La necesidad se mezclaba junto al anhelo, con una dosis de rencor, de odio y otro sentimiento ajeno que no supe reconocer. O quizás sí pero era tan cobarde como para aceptarlo en voz alta.
Olvidé que había sido de mí durante tres años, olvidé cómo me había sentido, olvidé cuál era el propósito de haber vuelto al país, olvidé que me ocultaba algo, olvidé que estaba besando al hijo del mismo diablo, olvidé por un par de minutos que quien me tenía entre sus brazos era Aarón Ruiz, el estúpido arrogante que no hacía más que odiar con todas mis fuerzas.
Me cegué por esa cortina roja llamada deseo, y maldije internamente porque sabía cómo encender mi piel, cómo hacer que mi cuerpo reaccionara ante su más fino tacto, cómo podía volverme una arcilla moldeable a su antojo. Mi torso comenzaba a moverse en un serpenteo queriendo traspasar la tela de su camiseta y sus brazos no hacían más que mantenernos lo más juntos posible.
Fueron unos segundos decisivos donde mi cordura ganó y me separé con la respiración entrecortada y el pecho agitado, el frío había reemplazado el calor que me provocó tenerlo tan cerca cuando se separó. Aún sobre el maletero del coche maldije por lo bajo, pasando mis manos por mi cabello.
—Julietha...—mencionó mi nombre y quise ser sorda para no poder escucharlo. Mi nombre un susurro en el aire, dio un paso al frente intentando volver a acercarse a mí, pero siendo más prudente. Agradecí que la consciencia regresará y pusiera orden a esta circunstancia.
—Fue un error.—terminando de hablar sus manos volvieron a tocar mis brazos, su contacto me hizo levantar la mirada y ver que en sus ojos bailoteaba aún una flama de necesidad y añoranza
—Un error es lo que estás haciendo. Queriendo negar lo que ocurre.—sus palabras fueron tajantes. Todo él denotaba firmeza.
—Es que no ocurre nada, Aarón.—bramé queriendo negar hasta el más mínimo acercamiento.
—Aún no.—me provocó, tentándome y supe el motivo. Quería volver a tener la oportunidad de besarme.
—Ya quisieras.—farfullé colocando mis manos sobre su pecho y alejándolo un poco—Ahora tanto que alardeabas que querías llevarme sana y salva a mi hotel, te lo concedo. No saltaré por ninguna ventana ni me arrojaré a la autopista, pero hazme el favor de ser mi chofer de confianza.
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Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)
RomanceUna parte de ella se rompió hace tres años y él es quien conserva los pequeños trozos que le hacen falta. Reconstruirse no fue un camino fácil y los muros de hielo congelaron su corazón, su vida había dado una vuelta completa, sus sueños se estaban...