Capítulo 23

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Deseos prohibidos
~ Julietha ~

La corriente que recorrió mi cuerpo fue tan agresiva que sacudió cada nervio que mantuve bajo control mientras se acercaba a mí. Su mirada buscaba mis labios, la mía trataba de no perderse los movimientos de la suya. Colocó su otra mano a un lado de mi cintura, estaba completamente apresada.

—Estás aceptando jugar con fuego, Julietha.—sabía que lo estaba tentando. Que cada maldita palabra pronunciada había aumentado su necesidad.

—Y ten por seguro que yo no seré quien va a terminar quemándose, Aarón.—le susurré desafiante.

—Estoy acostumbrado.—se encogió de hombros sonriendo ladino y sarcástico—Así que no te preocupes por mí.

—No lo hago.—declaré risueña.

—Que considerada regresaste de Francia.

Me largué porque no podía seguir viviendo bajo el mismo techo contigo. Me fui porque tenerte cerca y saber que no eras mío me mataba. Me subí en ese avión porque me lo pediste a pesar de ser consciente de que no dejaría de amarte así un mar entero nos separara.

Esa era la verdad. Pero preferí guardármela para mí y no confesársela porque no sabría que haría con esa información, cómo reaccionaría o si la usaría a su favor. Tomé el camino de hacerlo perder los estribos, quise hace que le doliera tanto como me dolía a mí.

De pronto me di cuenta como fue que lo que antes creía tan puro y sincero se había contaminado volviéndose oscuro y pernicioso.

—Tuve un buen maestro.—mentí aunque él no supo reconocerlo en mi voz. Llevó sus manos hasta mi cintura y me atrajo a sí, no tuve tiempo de emitir reflejo alguno y al hacerlo solo apoye mis manos sobre sus antebrazos.

—Tu marido no parece un tipo así.—odié como se oyó esa etiqueta saliendo con hastío de sus labios y más que con ello hiciera mención a Elliot.

—Las apariencias engañan.—seguí con mi teatrito.

—Lo tengo más que claro.—ya no quería besarme, estaba a punto de querer devorarme entera por andar mencionando virtudes de otro y adularlo más que él—Y lo confirmo cada vez que leo un titular de lo enamorada que estás de ese tipo cuando la realidad es muy distinta.

No se lo iba a permitir. Mi mirada fue una mezcla de odio, rencor, recelo e incredulidad. Me tenía tan presa en sus brazos que no tenía escapatoria. Por un momento en mi mente se cruzó que no quería tenerla, es mas, me gustaba estar así. Era una maldita masoquista.

—Cállate.—bramé furiosa.

—Sí lo estuvieras, no estaríamos así, Julietha y sabes de sobra cuanta verdad hay en lo que te estoy diciendo.—tragué saliva, me observó con detenimiento, la mano que tenía libre se aferró a la manga corta de su camisa y la otra la seguí apretando en un puño, lastimándome con el USb que escondía.

—Al menos yo me esfuerzo por fingir.—lo ataqué.

—Lo mío es solo un trato. No le he propuesto a nadie casarse conmigo y tampoco lo haré.—confesó dejándolo bastante claro, me dolió que hubiera tanta certeza en su entonación—El compromiso es falso, ni siquiera me habré casado para cuando la constructora Lessmes pase a ser completamente de los Ruiz. Y yo vuelva a ser un hombre libre.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora