~ Aarón ~
Heridas del corazónSentía que la vida era tan frágil cuando me ponía en aquellas situaciones. Más de una vez lo había hecho, me obligaba a sostenerme de un hilo, de ese mismo hilo del que pendía la vida de las personas que amaba.
Observar a mi mejor amigo pálido, sin ningún pigmento de color en el rostro destrozo algo dentro que no creía que pudiera seguir destrozándose.
Jhonatan veía hacia un punto cualquiera, aún seguía algo rezagado, pero lucía sobretodo pensativo, obviando el hecho de que tenía una vía intravenosa conectada a la cara interna de su codo que le transfería suero y donde le colaban sus mediaciones porque se negaba a tomar cualquier cosa que tuviera que ver con medicina. A su pecho estaban conectados unos cables que repercutían en una máquina lectora de ritmos cardiacos y presión arterial que reflejaban que aún su corazón seguía latiendo.
-Hermano...-susurré adentrándome hasta quedar cerca de la cama donde descansaba.
No me miró. No me oyó. Solo se centró en él y en lo que le atormentaba.
-¿Qué mierda hago para olvidarla?-preguntó de improviso, con rabia y frustración, como si eso fuera lo único importante ahora, como si hacía nada más un día no hubiera estado un doctor salvándole la vida-Tú ya lo hiciste.-aseguró con firmeza-Dejaste a Julietha atrás metiéndote con otras tipas que ni siquiera se parecían a ella.-me sacó en cara-Quise aplicar en mi vida lo mismo que te funcionó a ti pero simplemente no puedo, Aarón. Siempre termino volviendo a refugiarme en Dominik, siempre es ella, han pasado tres putos años y no consigo dejarla en el pasado, donde se supone que pertenece.
Sus ojos marrones se cristalizaron, su cuerpo adoptó una postura tensa ya que reprimía emociones, no quería soltarlas, no quería verse débil ante mí y se contenía sin saber que de ser una caja fuerte de acero había pasado a ser un frasco de cristal frágil, transparente, que si albergaba alguna otra emoción más, terminaría partiéndose en añicos y yo no podía asegurarle que encontraría todas esas piezas dispersas en el espacio.
Apretó sus puños sin poder recortarse por sentir dolencias en varias partes del cuerpo, haciendo que su presión aumentara, las líneas de la máquina zigzaguearon con exageración. Ya no era un secreto que su estado emocional estaba más perjudicado que el de su salud física. El de todos, en realidad, era así y lentamente estábamos acabando con nosotros mismos, sin darnos cuenta, cada quien iba perdiendo su fortaleza, su brillo, las ganas por continuar adelante, la voluntad por seguir siendo nosotros mismos.
En mi mente me atacaron diversos pensamientos, esa maldita voz de mi padre atormentadamente antes de que tomara aquella decisión de largarme a las carreras clandestinas a las que Julietha me había llevado sin pretenderlo.
No esperaba encontrármela en allí y menos terminar aquella madrugada como lo hicimos. Supe que por más que hallamos intentando volver al pasado compartiendo intimidad, no lo logramos, yo no era el mismo Aarón del pasado ni ella la misma Julietha, ambos estábamos heridos, con raspones y aunque disfrutamos del placer carnal, no hallamos lo que queríamos en el otro, fuimos presos del deseo y dejamos al lado el cariño que aún sentíamos.
Fuimos Julietha Navarro, la pintora de una reconocida galería, y Aarón Ruiz, el gerente general de una constructora. Éramos los monstruos actuales que la vida nos conllevó a ser, no esos dos jóvenes que hacían el amor como si jamás pudieran volver a tocarse. Solo esperaba que ella hubiera entendido que lucharía por ambos, que volvería a tenerla como quería, que lo intentaría hasta que ya no hubiera a que aferrarse.
Las palabras de Jhonatan continuaron, siendo letales, dejándome en claro que había actuado con excelencia, que si hasta pude convencer a mi mejor amigo de que había dejado de amar a la mujer que seguía creyendo perfecta para mí, mi padre ya no podría seguir chantajeándome conque debía de olvidar todo lo que sentía por ella.
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Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)
RomanceUna parte de ella se rompió hace tres años y él es quien conserva los pequeños trozos que le hacen falta. Reconstruirse no fue un camino fácil y los muros de hielo congelaron su corazón, su vida había dado una vuelta completa, sus sueños se estaban...