Capítulo 93

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~ Julietha ~
Seguro de vida

Dos meses habían pasado muy rápido. Entre lágrimas y pocas decisiones para solventar mi vida durante ese tiempo no contemplé que el día había llegado. Y me sentía más vacía que nunca.

Me vi en el espejo como cada mañana, mi vientre se había un poco abultado, casi imperceptiblemente, era como si simplemente hubiera subido unos kilos de mi peso normal. La única que lo notaba era Dominik, que solía pasarse varios fines de semana viajando, llegando los sábados muy temprano y regresándose los domingos muy tarde.

Ella y Logan eran los que sabían que ese bebé existía, esa pequeña cosita que se veía algo más grande en las dos últimas ecografías que me hizo la ginecóloga.

Llevaba tres meses de embarazo recién cumplidos. Los riesgos de aborto en ese trimestres ya disminuían, aunque siempre existirían en mi condición, debía cuidarme hasta el final.

Dominik decía que era niño, Logan votaba porque era niña, incluso una vez Martha nos oyó hablando, me observó seria y después dijo que sería un varón. Luego de ello se fue sin más. Yo no había dado ningún veredicto, era mi bebé y ya estaba, no importaba si era niña o niño, era mío, era el resultado del amor que Aarón y yo sentíamos por el otro.

La última vez que lo vi la despedida no fue como pensaba, y no creía verlo hoy. No lo soportaría. No me aguantaría enseñarle las fotos que Dominik se empecinaba en sacarme cada semana con la cámara que me había traído desde Los Ángeles, aunque su experiencia en usarla consistía sólo en presionar donde yo le indicaba. Me la había traído conmigo y ya que pasaba más tiempo en mi apartamento que con Elliot podía pasarme tardes enteras viendo su contenido.

Riendo mientras lloraba. Mis estados de ánimos eran una montaña rusa y hace un mes las náuseas empezaron, no podía oler el pescado ni nada marino porque me hacía ir hasta el baño para devolver el estómago, después de ello no tenía más problemas con la comida. Estaba con una dieta y vitaminas, me obligaba a tratar de dormir, me forzaba a cuidarme y no lo hacía por mí, lo hacía por aquel pequeño que crecía día a día.

Esa mañana estaba en la casa del lago, Elliot no había dormido conmigo, ya casi nunca lo hacía porque le habían asignado más artistas en la galería con los que debía estar viajando constantemente por sus exposiciones o pendiente de ellos en la ciudad, los trataba igual que a mí, yo había visto sus catálogos de pinturas de cada uno y como fueron evolucionando desde que empezaron a trabajar con Elliot, como su estilo cambió y solo mantuvieron los colores que solían usar.

Creía que era una fanático de la simetría o perfección, porque así eran los cuadros que pedía, con líneas pulcras, con figuras geométricas convexas, con una misma proporción a cada lado.

Veía el arte como un equilibrio de colores, no como un medio de expresión.

Tocaron a mi puerta y bajé la sudadera que llevaba puesta, agradecía que fuera invierno por ello había logrado esconder mi embarazo con facilidad bajo prendas anchas que ya solía usar. Después de la noche de hace meses no dejé que Elliot volviera a tocarme, puse mil y un excusas camuflándolos muy bien para no levantar sospechas. Dejé que entraran y ver a las dos mujeres juntas me pareció algo raro.

Dominik dejó que Martha pasara primero con una funda inmensa que guardaba la tela que me aprisionaría aquel día. Mi amiga tenía mal cara seguramente al ya haber visto el vestido de novia, el cual dejé que Martha eligiera llamándome solo para que tomaran mis medidas y lo ajustaran. Hacía solo un par de días fue la prueba final donde estuvimos ella y yo en la boutique. Donde me tranquilizó diciéndome que todo estaba hecho cuando mis ojos solo veían mi vientre cubierto en el espejo.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora