Capítulo 57 {2º Parte}

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Segunda parte

Estaba haciendo el ridículo. Sentía como la gente de la calle me miraba al pasar. Normal. No pude sacarme el vestido encorsetado que Micaela me obligó a llevar y tampoco pude negarme de los zapatos de tacón. Hacía mucho tiempo que no llevaba tacones. Oficio de madre diría yo. Cuando eres madre aparcas tu bolso estilo "baguette" para una mochila llena de juguetes, pañales, cremas y mudas. Cuando eres madre cambias tu base de maquillaje y paleta de sombras por una crema hidratante con color y un poco de rímel. Cuando eres madre aparcas esos tacones altos que solías usar por deportivas lo suficiente cómodas y adaptables para tu nuevo ritmo de vida. Cuando eres madre lo dejas todo por tus hijos, y eso era lo más placentero o al menos así pienso yo.

Creí que ponerse tacones por primera vez después de tanto tiempo sería igual que a cuando aprendes a ir en bici, que nunca se olvida. Sin embargo, no fue así.

El remis me dejó a dos cuadras más atrás de la dirección del restaurante donde había quedado con Felipe y el camino se me antojaba más que interminable. Llevaba diez minutos caminando y luchando por mantener el equilibrio. Sabía perfectamente que mi imagen exterior debía de ser un cuadro. Comenzaba a dolerme los pies y comenzaba a cojear.

A cada segundo que transcurría más me arrepentía del arrebato que tuve con Felipe. Odiaba tanto a mi hermano y quería acallar sus estúpidas y retrógradas ideas que le di de su propia medicina. En cuanto Felipe aceptó mi invitación, Benjamín se marchó malhumorado y tras él corría Camila dándonos en un susurro su aprobación.

No fue una buena idea. No puedo negar que me gustó besarlo. Felipe es un chico muy guapo y es imposible negar lo evidente. A parte, tuvimos nuestro momento en el pasado y fue bonito flashear por algo que fue tan especial para ambos. Sin embargo, si no funcionó en su tiempo, ¿por qué iba a funcionar ahora? Tampoco estaba en mi mejor momento para conocer a alguien. Estaba sumida en juicios que no resultaban a mi favor y que teníamos que recurrir constantemente porque Mariano siempre utilizaba cualquier artimaña para voltear todo en mi contra. En ese aspecto, estaba cansada y quise rendirme, pero ninguno de los que me rodeaban me lo permitían. Era afortunada en ese aspecto.

Pensé en esta cita de Felipe como agradecimiento a todo lo que estaba haciendo por mí y mis hijas. Estaba dejándose la piel junto a su compañero y manteniendo a raya a mi hermano para que no hurgara más de lo debido.

Ahora, con la conversación que tuve esta mañana con las chicas, se añadía otra nueva razón. Hace semanas que Camila levantó la duda sobre la paternidad de mis hijas y, aunque en un primer momento lo negué, cada día que pasaba cobraba más fuerza aquella teoría. En cierta manera, las cuentas eran confusas y podría haber una posibilidad.

Intentaba auto convencerme que había más razones positivas y no sentimentales en esta cita que iba a tener con mi abogado, que no me di cuenta que estaba a punto de llegar hasta él. Estaba de espaldas, frente a la entrada del restaurante que había elegido. Parecía bastante nervioso. No me asombraba, yo estaba igual que él.

- Hola

Susurré con un hilo de voz apenas imperceptible. En cambio, los sentidos de Felipe estaban más agudizados que nunca, tanto que incluso dio un respingo al oír mi voz.

- Lu – se limitó a decir. Parecía no reconocerme y no me extrañaba, pues ni yo misma tenía en claro quién era con semejante atuendo. – Estás... - susurró y me preocupé. Estaba demasiado ido. No respondía... - Estás... - repitió y mi gesto preocupado fue evidente, pues se pasó las manos por el rostro en un intento de encontrar la conexión con la realidad. – Estás preciosa. – tomó mi mano y depositó un beso corto pero lo suficientemente dulce para que mi cuerpo se estremeciera. ¿Qué ha pasado?

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora