Capítulo 34. 🔥

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Me miré en el espejo por última vez.

Micaela y Coco habían organizado una fiesta ibicenca en su casa para celebrar su nueva vida juntos. Fue un detalle que enviaran una invitación por correo con todas las premisas que recogían en sí una fiesta ibicenca. En resumen, todo blanco, un color que odiaba en lo más profundo de mi alma. Tanto, que no tenía ni un solo pantalón de ese tono y tuve que comprar esa misma tarde uno junto a Octavio.

No me gustaba mi reflejo en el espejo. Benjamín nunca vestiría así. Estuve tentado en cambiarme de ropa y llamar a Martina para cancelar mi asistencia. Prefería quedarme en casa a vestirme de esta manera. Pero el hecho de pensar que Camila iba a disfrutar la noche con el imbécil ese era razón suficiente para coger fuerzas y bancármela.

- Estas guapo – dijo en tono jocoso Octavio.

Me conocía bastante y sabía cómo picarme.

- ¿Vos no tenes una mujer que te entretenga? Sos un pelotudo. – le contesté enojado.

- Relaja tensiones chaval, la noche es muy larga

- ¿Por qué dices eso?

- Porque te conozco y sé que lo único que te mueve para ir a esa fiesta vestido así, es la chica que está justamente a dos habitaciones de ésta. – palmeó mi espalda. – Un consejo, cuenta hasta tres antes de actuar.

- ¿Qué?

- Camila va a ir con un chico que no sos vos y puedo hacerme una idea de las situaciones que vas a tener que soportar. – me explicó. – Por el bien de ambos, ten paciencia.

- Sabes que no tengo de eso – le dije devolviendo mi mirada a la imagen que reflejaba el espejo.

- Pues debes encontrarla querido Rojas.


Martina había llegado a las ocho tal y como me había prometido. Camila esperaba sentada en las escaleras esperando la llegada del imbécil. Intentaba atrasar nuestra marcha con Martina, no quería dejar a Camila sola.

- Benjamín, ¿nos vamos? – me invitó por tercera vez

- Un momento – le pedí. Volteé y me acerqué a Camila. – Ven con nosotros.

- Estoy esperando a Esteban, andá – me sonrió forzosamente

- No te voy a dejar sola – me arrodillé quedando a su altura.

- Benja, vamos a llegar tarde – replicó de nuevo Martina, esta vez con un tono más molesto.

Cerré los ojos en un intento de hacer desaparecer a esa mujer, pero eso era imposible. Me levanté con dificultad debido a la poca resistencia de mis piernas. Con un leve movimiento de cabeza, insté a Martina para marcharnos.


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La música sonaba a todo volumen en la casa de Coco y Micaela. En cuanto llegué, me permití unos segundos para sopesar la idea de entrar en aquella casa. Observé a mi alrededor. Las luces estridentes seguían el ritmo de la música tecno. Ese no era el tipo de música que le gustaba a Coco por lo que deduje que sería cosa de Micaela. Esa chica era bastante especial, a decir verdad. Achiqué los ojos fijándome en la persona que estaba saludándome tras uno de los ventanales del que parecía que era el salón de aquella casa. Era Micaela dando saltitos e invitándome a que entrara. Reí ante su espontaneidad.

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora