Capítulo 28 {1º Parte}

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Primera parte


Había vuelto.

Camila había vuelto.

Felipe me lo contó en cuanto llegamos del psicólogo esa misma tarde. Parecía un poco nervioso y estuve intentando sonsacarle el motivo de su estado de nervios. Él para evitar contarme nada me soltó aquello de Camila. Y lo consiguió. Consiguió por un momento que mi fuero interior luchase por saber lo que le pasaba a mi amigo y me centré en ella. 

Tres semanas habían pasado desde el incidente. Tres semanas estuvo fuera del país. No supe nada de ella. Me enteré de casualidad por Micaela que había tomado el relevo de las rehabilitaciones de Camila junto a Martina.

No quise preguntar el motivo. En mi interior, creo que yo tenía algo que ver. Pero intenté no torturarme sobre ello. O eso me decía la psicóloga.

Acepté las recomendaciones de mi familia y Felipe en cuanto me dieron el alta hospitalaria. Asistí a mi primera sesión de terapia. Al comienzo, estaba muy reacio a mostrar mis inquietudes e inseguridades, pero la especialista me hizo ver que no ganaba nada guardando todo en mi interior. Que esa coraza me hacía cometer errores para después torturarme en mi propia desgracia.

No estaba del todo bien aún, pero sí que estaba aprendiendo a canalizar mis sentimientos y gestionarlo de la mejor manera posible para no hacerme daño ni a mí mismo ni a los demás.

- ¿Qué piensas sobre la vuelta de Camila? – me preguntó de nuevo Felipe.

Yo tomé un trago del refresco de Cola para humedecer mi boca.

- No sé... - me encogí de hombros. – En algún momento tendría que volver.

Felipe me analizó con la mirada. Se sentía aturdido ante mi serenidad.

- ¿Vas a pedir que vuelva a la rehabilitación?

- Eso no me incumbe a mí – le respondí. – Ella también debe decidir si quiere o no continuar ella con mi rehabilitación.

- Claro... - asintió sopesando mis palabras. - ¿Por qué siento que has tirado la toalla con ella? Realmente te hacia muy feliz.

- No tengo el derecho de ir tras ella cuando le hice sentir culpable de algo que yo decidí que pasase – admití. – Debo dejarla y que sea ella quien decida.

- ¿Estás seguro? – dudó Felipe.

- Si – asentí.

Felipe se abrumó ante la seguridad de mis palabras.

Octavio apareció por el jardín acompañado de dos soles. Mis sobrinas. Ambas llegaron a la hamaca donde estaba tumbado. Me besaron las mejillas y comenzaron a quitarse a toda prisa sus vestidos para meterse en la piscina.

Escuché a Luisana gritarles desde lejos para que esperaran a ponerles los flotadores. Luisana lucía espectacular con un vestido playero y un sombrero de paja que le daba ese tono desenfadado que pocas veces mostraba.

- Estas niñas van a acabar conmigo. – se acercó a mí y me dio un beso a modo de saludo.

Saludó a Felipe con otro beso en la mejilla. Este carraspeó nervioso cuando se separó de mi hermana. Achiqué los ojos extrañado por ese gesto.

Luisana soltó de golpe todos los bolsos que cargaba haciendo que un montón de juguetes acuáticos salieran desparramados por el césped recién cortado.

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora