♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》 ☆ ☆

Capítulo 33

- Y lo besé

Jazmín, que se situaba tras de mí, me miró a través del espejo que teníamos frente nuestra. Ella paró de hacer la perfecta trenza que estaba peinando en mi pelo castaño. Me miraba incrédula.

- Perdón... Creo que no he escuchado bien – pestañeó repetidas veces. - ¿Qué hiciste qué?

"¿Otra vez le tenía que explicar? No era necesario".

- Que lo besé – dije sin querer mirarla.

- Ah... - miró a ambos lados sin saber muy bien que decir. – Una bonita y coherente forma de aclarar que no te interesa un chico. Si, señorita – ironizó.

- No necesito ese comentario precisamente.

Jazmín había venido a casa de Rojas para hacerme compañía en lo que quedaba de día antes de la fiesta de Mica y Coco y, también, para contarle las últimas novedades de mi sorprendente vida.

- Esta bien – continuó en su labor. – Aunque suene repetitiva, deberías aflojar un poco. No sé, el chico se le ve bastante interesado por ti.

- Me pidió que fuera con él a lo de esta noche y no con Esteban.

- Y vos le dijiste que no – adivinó ella. Solo asentí. – Pues elegir a Esteban antes que al bombonazo de Benjamín, es un delito.

- Sabes que no me interesa Esteban – le contesté.

Ella se encogió de hombros. Calló y cuando Jazmín callaba es por evitar el tema para no decirme un par de verdades.

- Habla – le ordené.

- No – negó alzando las manos. – Ya está lista tu trenza.

Salió de la habitación para dirigirse al baño. La seguí.

- Jaz... - le supliqué.

- ¿Qué?

- Que me digas algo amiga

- No. Te enojas cuando escuchas lo que no te gusta. – me dijo. – Eres mayorcita, vos sabrás.

- No me enojo, de verdad

Me posicioné a su lado y le mostré mi mejor sonrisa.

- Me parece increíble que estés perdiendo el tiempo en tonterías y no disfrutes de lo que te ofrece la vida – escupió indignada lavándose las manos. – Te excusas en que tu vida ha sido complicada y que nunca te ha ido bien en las relaciones personales, pero es que vos no haces nada para cambiarlo. Parece que te gusta esto de sufrir continuamente.

- No me gusta sufrir – musité

- Pues no lo parece. – terminó de secarse las manos. Suspiró. – Yo no soy quien para decirte lo que debes hacer, pero la vida se va Camila. Aunque creas que no, eres muy afortunada, pero te empeñas en mostrar lo contrario. Y lo peor de todo es que llegará un momento que querrás jugártela y ya será demasiado tarde.

El sonido de la puerta evitó que contestara a la confesión de mi amiga. Por una parte, lo agradecí, pero me quedé reflexionando sus palabras.

- Señoritas – se asomó Octavio. – Es hora de almorzar. Ya saben que Benjamín necesita tomar su medicación a la hora estipulada. Necesito que comiencen a comer para que, después, no se le haga tarde a él.

Jazmín asintió.

- Octavio – le llamé antes de que se marchara. – Hoy comemos todos juntos, por favor – miré cómplice a mi amiga y ésta me sonrío.