Capítulo 4

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Mis ojos se abrieron lentamente. De nuevo, me encontraba en aquella estancia conectado a todas esas máquinas. El monitor que se encontraba a mi derecha medía mi ritmo cardíaco. 

¿Qué me había pasado? Recuerdo que hablaba por teléfono mientras conducía y que... El semáforo... Un ruido metálico... Y silencio.

Miré a mi alrededor. Estaba rodeado de ramos de flores, cajas de bombones y demás presentes que alguien se había encargado de colocar ordenadamente a lo largo de la habitación. Frente a la cama donde yo descansaba, se encontraba un sofá con varias mantas desordenadas. Supuse que había tenido compañía durante mi ensoñación.

Mi ensoñación.

¿Habría sido real?

Reí para mí mismo. Parece que el accidente había matado algunas de mis neuronas. ¿Cómo me iba a creer esa estupidez? Posiblemente se tratase de un sueño resultado de la medicación.

Intenté reincorporarme, pero la cabeza comenzó a darme vueltas por lo que deseché la idea y me quedé tumbado. Tan solo transcurrieron unos minutos cuando entró en la habitación mi madre. Sonrió y se acercó velozmente a saludarme.

- ¿Dónde estoy? – dije un poco aturdido.

- Cielo, despertaste ¡que alegría! ¿Te encuentras bien? – dijo acariciándome el pelo con ternura.

- Si ma, estoy bien - dije

- Ay mi niño, esto ha sido un milagro. Sos un ángel caído del cielo.

- ¿Ángel? ¿Están acá? – pregunté asustado al recordar las siluetas de mi sueño.

- Cariño, ¿qué decís?

- Las siluetas... - contesté a medida que prestaba atención a mis propias palabras y lo absurdo que sonaba.

- Cariño ¿estás bien? - me tocó la cara preocupada - Creo que llamaré al médico. Quédate acá – me pidió.

- Claro – asentí.

Al rato, mi madre apareció acompañada por el doctor que había visto en mi primer despertar.

- Bueno Señor Rojas es para mi un placer verle en este estado – dijo entrando en la habitación seguido de dos compañeros sanitarios.

- Para mi igual - dije sarcástico

- Ha sido un milagro que usted esté acá con nosotros. – admitió el doctor. – Sufriste un accidente muy grave.

- ¿Qué me pasó?

- Según la policía y testigos, te saltaste un semáforo y tuviste una colisión con un camión. Tu auto dio vueltas de campana y vos quedaste atrapado en un amasijo de hierros. Tu rescate resultó muy difícil para los bomberos.

Sus palabras me dejaron mudo e incluso, por una milésima de segundo, dejé de respirar. Suponía que había tenido un accidente, pero no lo creía de tal magnitud. Observé a mi madre emocionarse antes las palabras del doctor y secarse un par de lágrimas con el dorso de su mano.

- Como le digo ha sido un milagro – repitió el doctor. - ¿Cómo se encuentra?

- Creo que bien – titubeé. Intentaba entender y asimilar tanta información. - ¿Cuánto tiempo llevo acá?

- Dos semanas. – contestó el doctor.

- ¿Llevo dos semanas dormido?

- Has estado en coma – me informó. – Por suerte, despertaste. Mis compañeros y yo queremos hacerle un pequeño chequeo para confirmar que está todo bien.

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora