Capítulo 32 {1º Parte}

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- Camila, necesito entrar al baño – dije intentando mantener la calma.

Apenas quedaba cinco minutos para que llegase Martina y necesitaba entrar al baño de invitados. Ahí guardaba todos los materiales sanitarios que usábamos en las sesiones de rehabilitación. Era un aseo de poco uso y, por ese motivo, guardé ahí todo para que no molestara; en pocas ocasiones llegaba a tener invitados. Pero, una vez más, Camila me recordaba lo difícil que era convivir con ella. 

La convivencia con Camila era un desastre en todos sus matices. Sabía que lo hacía a propósito,  como un gesto de martirio por entrometerme en sus cosas, pero este juego me cansaba. Al comienzo, no le daba importancia e incluso me parecía divertido, pero el hecho de no tenerla cerca y haber perdido toda la complicidad que habíamos ganado me molestaba, y mucho.

Quería ver a la Camila de hace días atrás. Esa mujer que me había dado la ilusión y había creado en mí la esperanza de que un tipo como yo podría sentar la cabeza y enamorarse. Porque, aunque sonase raro por mi parte, quería enamorarme. Estar hasta las manos y la perfecta candidata era Camila. No existía otra.

La ausente respuesta de Camila ante mis súplicas a que dejara el baño libre, me recordaba a uno de los puntos de su estúpida lista de condiciones: "Respeta mi espacio personal". 

Me llevé las manos a la cabeza de la desesperación. No soportaba más esto y, a punto de que saliera la bestia que albergaba en mi interior y aporrease a cascoporro la puerta, Camila salió del baño enrollada en una toalla blanca, con el pelo mojado y una sonrisa de lo más burlona.

Mi mandíbula se desencajó al ver sus piernas desnudas.

Me ponía malo verla así. 

Mordí mi labio evitando el impulso de empujarla contra la pared y hacerla mía. ¡Lo que disfrutarías Bordonaba!" 

Ella, además, le gustaba verme sufrir y me castigaba al contonear su trasero de aquella forma tan sensual. Sabía que era mi perdición. El hecho de imaginármela totalmente desnuda y ese contoneo tan adictivo, hizo que una oleada de calor se instalase en mi miembro viril y que éste reaccionase ante ello.

- Benjamín – apareció Octavio.

Camila cerró la puerta de su habitación. Escuché la risa de Octavio y dirigí mi mirada al lugar donde miraba mi cuidador: mi erección.

- Mierda – maldije intentando calmar aquello.

- Martina acaba de llegar, pero le diré que vas a tardar en bajar – me explicó. – Necesitas una ducha bien fría.



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A los quince minutos, llegué al gimnasio donde me esperaba Martina.

Martina era una chica muy profesional y, al igual que con Micaela, las sesiones eran lo suficientemente fuertes para que mi evolución se incrementase a pasos agigantados. Sus técnicas eran muy parecidas a las de Camila, seguramente haya sido aprendiz de ella, pero nunca podría llegar al punto de sutileza, calidez y dulzura que conseguía transmitir Camila. Evidentemente tenía mucho que ver que Camila me gustase.

Durante toda la sesión, estuve absorto en lo que sucedía en el gimnasio. Mis oídos escuchaban atentos a los susurros del exterior. Parecía que Camila hablaba con alguien, pero no identificaba muy bien quien era su acompañante.

- Me ha encantado la idea de ir juntos a la fiesta de Mica – me distrajo Martina.

Si.

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora