Capítulo 30 {2º Parte}

905 91 56
                                    


Capítulo 30


Segunda Parte


Octavio apareció tras la puerta y me saludó fraternalmente. Seguidamente, pidió que lo acompañase hasta Benjamín. Suponía que estaba en el jardín porque recorrimos todo el salón en dirección a los ventanales de cristal que daban al exterior.

No me equivoqué cuando vi a Benjamín a un costado. Se encontraba de espaldas preparando lo que supuse un asado en la barbacoa. Solo vestía un pantalón corto negro dejando a la vista su fuerte espalda.

Me mordí el labio con tan solo ver la imagen.


- Benjamín, la señorita ya llegó – avisó Octavio y con un leve movimiento se marchó.


Benjamín se volteó y mostró una de sus sonrisas perfectas. Esa sonrisa que derrumbaba cualquiera de mis fortalezas emocionales. A pesar de las gafas de sol, podía entrever que sus ojos se achicaron por su sonrisa. No pude evitar mirar su torso perfectamente definido. Parecía que se había puesto en forma durante mi ausencia.


- Bienvenida – se acercó a mí y depositó un beso en mi mejilla lo suficientemente duradero para que esbozase un pequeño gemido. Él bajo sus gafas de sol hasta la punta de su nariz al percatarse de mi gesto. "Camila estúpida", me dije - ¿Algo de beber?


Se veía jodidamente sexy.


- ¿Desde cuándo sos tan cocinillas? – le pregunté aceptando la lata de Coca Cola que me ofrecía.


Él se giró para atender la carne que estaba en el fuego y comenzó a dar la vuelta a cada una de las piezas.


- Entre tú y yo – susurró invitándome a acercarme a él. – Rosana me ha dado un par de clases para sorprender a una chica, pero no le digas que te lo dije.


Me hizo reír aquel comentario. Di un trago a la lata antes de hablar.


- Tu secreto está a salvo conmigo.


Hizo un leve movimiento de cabeza ante mi comentario. ¿Había dicho que se veía demasiado sexy?


- Tu y yo mantenemos demasiados secretos – musitó refiriéndose a la noche que Mía enfermó. – No sé cómo agradecerte lo que hiciste...


- Con que hoy me des de comer es suficiente – le animé tocándole el hombro.


Él asintió y continuó en su tarea de cocinillas. Me fijé de nuevo en su cuerpo. No podía evitarlo. Jamás había estado con un hombre tan...Tan... Tan como él. El temblor de sus rodillas me llamó la atención.


- Deberías descansar – le dije. Él se extrañó ante mi comentario – Tus piernas – señalé. - Necesitan un descanso. – le aclaré. - Siéntate y yo sigo.

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora