Capítulo 56

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- No entiendo por qué demonios tenemos que asistir a las malditas clases de baile – me quejé sin dejar de apartar mi vista de la carretera.

Camila se situaba al lado mío, en el lado del copiloto, mirando el paisaje desde su ventanilla. Parecía bastante absorta y a decir verdad estaba bastante rara. Llevaba unos días con una actitud extraña, con cambios de humor repentinos y muy ausente. Debo admitir que comenzaba a preocuparme.

- Cariño, te estoy hablando – fruncí el ceño.

- Lo siento estaba en otra – me dijo apurada. - ¿Qué me decías?

- Nada. – dije molesto.

- Perdoname es que llevo unos días que no descanso bien... - se excusó. – No puedo dejar de darle vueltas a lo de Nueva York...

Fruncí el ceño.

- Creí que ya lo tenías claro – me asusté. – Dijiste que renunciarías.

Ella asintió con la cabeza.

- Sé que dije eso, pero... - suspiró. – Llevo toda mi vida laburando y no me hago la idea de estar parada sin hacer nada.

- Podrías ayudarnos a Nacho y a mí con lo de la discográfica – la invité. – Nacho tiene muy buenas ideas y veo un buen futuro en ello. Pronto necesitaremos más personal que nos eche una mano y qué mejor que vos para que nos ayudes.

Y no era del todo falso. Nacho era un chico bastante avispado y creativo y su vocación por la música era tal que su bagaje de ideas para el proyecto era inmenso. Sin duda, estábamos creando algo único para el mundo de la música y estaba convencido que esto nos podía llevar a lo más alto.

- No me veo en el mundo de la farándula, gracias – dijo seca.

Estacioné el auto a dos cuadras más atrás de la sala de baile donde nos teníamos que reencontrar con nuestros amigos. Apagué el motor del coche y giré mi cuerpo para enfrentarla. Camila no estaba bien, algo escondía.

- ¿Me vas a decir qué te pasa?

- Nada Benja ya te lo dije. - bufó.

- Si y por eso llevas días evitándome – rebatí. – Diciendo que te duele la cabeza o hablándome de malas maneras. Juro que no te entiendo. ¿Qué he hecho mal?

- Nada – rodó los ojos. – Ya te dije estoy cansada... Será de aguantar a tu hermana, a Mica y a todos. No sé estoy sobrepasada.

- ¿Seguro? – le pregunté de nuevo. – Podemos ir al médico...

- ¿Al médico? ¿Por qué? – se escandalizó. Su actitud me sorprendió. Lo dije a la ligera más bien. Es cierto que estuvo unos días indispuesta del estómago, pero parece que se le pasó y que todo andaba mejor.

- No sé puede que estés baja de defensas y por eso estás cansada y con dolor de cabeza... - me encogí de hombros. – Podría hablar con el Doctor Suárez y que te recomiende un doctor para hacerte un chequeo ¿no?

- Estoy bien de verdad. – me acarició el rostro con dulzura. – Me encanta que te preocupes por mí.

- Solo quiero que estés bien – le dije depositando un tierno beso en sus labios.

Un golpe en la ventana del conductor nos asustó a ambos. Volteé y encontré al boludo de mi amigo Coco saludando como un tarado junto a Micaela. Vaya par. ¡Deseaba que llegara el día de la boda de estos dos para perderlos de vista! No, mejor aún.... ¡La luna de miel! ¡Así no habría rastro de ellos!

- Parejita que se os hace tarde – rio Coco señalando la hora que marcaba su reloj de pulsera.

- Estamos a tiempo de arrancar y desaparecer – dije en voz baja apretando los dientes. Camila rió ante mi comentario.

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora