Capítulo 50 {2º Parte}

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Segunda parte

Lo único que había pedido desde que se destapó las sartas de mentiras en el periódico y con ello el desbarajuste total y completo de mi vida, era el que Benjamín no me viera llorar. Me había prometido no mostrar nunca más mi debilidad ante él. Yo no era así, yo era todo lo contrario. Yo era la chica que había luchado contra viento y marea para educar y cuidar a su hermano, yo era la chica que se enfrentó a la muerte de sus seres queridos y la que resurgió de sus cenizas para intentar vivir en un mundo que para nada era justo. Yo era tantas cosas que la Camila que hace un tiempo atrás se mostraba no era la actual.

Estaba cansada de mostrar mi debilidad ante los que me hacían sufrir y Benjamín era una de esas personas. Aunque me doliese, así era. Estábamos en un punto de no retorno y no merecía derramar una sola lagrima más delante suyo.

- Camila no sabía que estabas acá – susurró Benjamín casi hipnótico.

- Yo ya me iba – dije sin apartar mis ojos de aquellos ojos azules.

- No – me paró. – Soy yo el que debo marcharme. – me contestó.

- ¿Y por qué no se quedan ambos? – invitó Luisana. Miré de reojo a la rubia, no comprendía que pretendía hacer. – No me mires así Camila. No sé... Podríamos almorzar todos juntos. ¡Justo Pipe nos estaba contando que recién había aprendido una nueva receta!

El moreno miró sorprendido a la rubia. Sin duda, no sabía exactamente qué bicho le había picado a Luisana, pero lo que si sabía con seguridad es que no iba a quedarme a almorzar y menos en compañía de Benjamín. Me hacía mal. Desde que lo conocí, todo me iba mal.

- No creo que sea buena idea – la respuesta de Benjamín me sorprendió.

¿Qué le pasaba? Ahora no quería ni registrarme. ¿Tan poco le había importado todo lo que había pasado? Parecía que había tirado la toalla, aspecto muy decepcionante.

Había desaparecido el Benjamín egocéntrico y ahora se mostraba un Benjamín derrotado y consecuente por sus actos. No podía dejar de sorprenderme y a la vez enojarme. ¿A qué juego pretendía jugar?

- Tu hermano tiene razón. – me dirigí a Luisana. – Gracias por la invitación, pero yo me marcho.

Felipe me paró casi en el umbral de la puerta.

- Dale Cami, no te voy a dejar marchar tal y como estás – me susurró evitando que los hermanos Rojas le escuchasen. – Apenas hace unos minutos estabas destrozada y recién te haces la dura... Sé que es por el rubio y por esa misma razón no voy a consentir que te vayas de casa. Te conozco y sé que te quedarás sola dando vueltas por la ciudad sin rumbo aparente. – quiso adivinar mis intenciones. La verdad no iba muy desencaminado. – Sé que quedarte acá junto a él no es la mejor opción, pero te quiero cuidar y te voy a hacer el aguante. Y seguramente Lu también lo hará...

Lo miré de lado.

Me hacía bien tener a Felipe como amigo. Había descubierto a un ser tan maravilloso y especial que me hacía de nuevo creer que la vida no era tan oscura, que había matices y Felipe era una de esas personas que ayudaban a colorear esas sombras que se cernían en uno mismo.

También me di cuenta que el hecho que Luisana estuviera conviviendo con él le había hecho bien, a ambos. Desprendían una luz especial y una complicidad extraña como si... Como si se conociesen, como si se conociesen de una manera más profunda. Como si...

- ¿Qué ha pasado entre Lu y vos? – me atreví a decir. Mi pregunta desconcertó a Felipe. – No me mires así. Sé que te gusta, pero... ¿ha pasado algo más?

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora