Capítulo 6

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¡Hola mis queridxs lectores!

Ya estamos a Lunes. Y nuestros lunes son de "Vivir o Morir" 🤣🤣🤣. Estoy perdiendo la cabeza a medida que pasan los días, esta cuarentena va a acabar conmigo. 

Aquí tenemos un capítulo nuevo. Aparece nuevo personaje 👏👏👏👏

Chicas no soy de echarme "flores a la cabeza", pero he escrito unos capítulos durante el fin de semana que👌👌👌👌 ... Sin palabras... Aún queda un poquito para esos capítulos pero cuando os lo publique... Os flipará.😍😍😍😍  Así que os aviso de nuevo para que nadie le pille desprevenido/a, la historia es un poco dura. Abunda el drama. Pero bueno... Es como la vida misma y se tocan temas muy muy delicados. 

Ya os lo dije, no tiene nada que ver con mi otra historia. Es muy madura y bastante complicada. Pero estoy muy emocionada y como estoy tan emocionada y tan loca perdida os tengo que decir que... ESTA SEMANA ACTUALIZARÉ LUNES, MIÉRCOLES Y VIERNES... Me habéis pillado con muchísima inspiración y he avanzado mucho con los capítulos, así que tengo bastante capítulos escritos para darle un empujoncito más a las actualizaciones y.... si sigo así puede que también publique este fin de semana. Vosotras rezad para que mantenga la inspiración, que estoy hiper creativa y no me lo creo ni yo. 🤣🤣🤣🤣

Nada... Nos os entretengo

Nuevo capitulooooooo

Nos leemos el miercoles. 

Un besazo de los míos enormes y cuidaros.

MUACKKKKK

❤❤❤❤❤❤❤❤




Capítulo 6

Los días transcurrieron favorablemente en el hospital. Continué realizándome los chequeos y los valores cada día iban a mejor, excepto mi movilidad. Con la ayuda de los enfermeros, intenté ponerme en pie en varias ocasiones, pero todo era en vano. Mis piernas no respondían y mi cuerpo se desplomaba en cuanto ellos me soltaban. Me enfurecía cada vez que pasaba esto y acababa pagándola con el ser querido que tuviera más cercano, mayormente mi madre. Ella solo callaba y agachaba la cabeza. Aguantaba mi humor de perros.

Hoy era un gran día. Hoy me darían el alta hospitalaria y saldría de estas cuatro paredes en las que había permanecido casi un mes. Al fin, vería la luz del sol. Vería a mis amigos. Trabajaría. Volvería a mi día a día

- ¿Qué? – grité

El médico apareció con una silla de ruedas en la habitación. ¿Este tipo pretendía que iba a salir del hospital con eso? ¡Como un puto lisiado! ¿Qué dirían los periodistas al ver mi salida? Sería primicia en todos los programas. Mi carrera... ¡Estamos locos!

- Benjamín, usted va a tener que utilizarla hasta que gane movilidad. – me explicó tranquilo el doctor.

- Claro mi amor. Será temporal. – asintió mi madre sonriente

- Que no. – negué de brazos cruzados. – Yo tengo una reputación. Una imagen que dar. Si me ven así...

- Tío has tenido un puto accidente... Tienes la suerte de estar vivo. ¿Quieres dejar de hacer el boludo por una vez en tu vida y sentarte en esa silla de una puta vez? – dijo enfadado Felipe.

Lo miré enojado, pero él mantenía su semblante serio. Felipe. Mi amigo de toda la vida. Amigo de la infancia. Amigo en las buenas y en las malas. Más en las malas, a decir verdad. A pesar de no vernos a consecuencia de mi trabajo, él siempre estaba ahí. Siempre me acordaba de él cuando estaba metido en algo groso y siempre respondía al rescate. Pienso que nunca le expresé mi agradecimiento por todo lo que había hecho y hace por mí.

- Está bien. – dije. – Pero no quiero que la prensa se entere de mi estado. Doctor. – me dirigí. – ¿habría alguna manera de salir de acá sin ser visto?.

El doctor nos dio como alternativa la salida y entrada de los camiones que descargaban los suministros para el hospital. Nos dijo que él se encargaría de la prensa personalmente. Les daría un parte médico sin entrar en muchos detalles para salvaguardar la privacidad.

Una vez firmada mi alta hospitalaria y, antes de entrar en el coche de Felipe, el médico se detuvo para hablarme.

- Toma esta tarjeta. – me dijo. – Este es un centro de rehabilitación muy bueno. Cuando llegues allá, di que vas de parte mía. Ellos sabrán qué hacer.

- Gracias doctor.

Por fin llegué a casa. Mi casa. Felipe me dirigió al salón de casa y me ayudó a sentarme en el sofá. Todo estaba como lo había dejado. Bueno no... Pero el servicio de limpieza hizo bien su trabajo semanal.

Cogí el mando a distancia y prendí la televisión. Esto era vida.

- Feli trae dos birras esto hay que celebrarlo.

- No. Tenés que tomar muchísima mediación y así que olvídate del alcohol por una larga temporada – negó mi madre apareciendo junto a...

Un momento. ¿Perdón? ¿Ese señor? Mentira. ¡No puede ser! Mis ojos se abrieron como platos. Era como si estuviera viendo un fantasma. ¡Qué demonios! Claro que lo era. ¡Era el tipo de mi sueño! ¡El cincuentero! Joder. Joder. ¿Qué hacía acá? No. Me estoy volviendo loco. No puede ser.

- Me llamo Octavio. Un gusto.

Me tendió la mano para estrechársela, pero me sentía congelado. Mi cuerpo no reaccionaba. ¿Esto era una broma? Mi cara palidecía a momentos y ellos comenzaron a notarlo.

- Mi amor ¿te encuentras bien? – preguntó mi madre preocupada.

- Tío estás más pálido que la pared. Reacciona. – dijo Felipe dándome unas cachetadas en la cara.

- Voy a traerle un vaso de agua – sugirió el tal Octavio y desapareció.

¿Qué tan real fue lo que soñé? Ya no creía en las casualidades. Esto estaba pasando de verdad y tenía que saber qué demonios estaba ocurriendo.

- Mama, ¿Quién es ese hombre? – le pregunté y, en ese mismo instante, apareció Octavio con un vaso de agua en la mano. Cuando me dio el vaso, comencé a beber sin apenas respirar.

- Este hombre se va a quedar acá para cuidarte.

- ¿Qué? – escupí el agua y pude ver de reojo como Felipe soltaba una carcajada y desaparecía. ¿Qué iba a tener un niñero?... Pero ¿qué demonios está ocurriendo en mi vida? Mire a mi amigo que reía sin parar y que contagiaba a todos los presentes. ¡A mí no me hacía gracia!

"Si Feli corre, te va a faltar ciudad por correr", pensé.

Volví mi mirada a los dos adultos que tenía frente mío. Ambos sonrientes.

Esto no me puede estar pasando. 

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora