Capítulo 37. {2º Parte}

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Segunda Parte

Sabía que después de varios meses inactivo en el mundo de la música, la vuelta iba a ser complicada.

Los artistas nos valemos de muchos factores que inciden notoriamente en el nivel de popularidad en el mundo de la música. El markentig es esencial, pero también lo era la vida privada de los artistas. Es más, un acontecimiento groso sobre mi vida publicado en la prensa podía llevar mi single del puesto 10 al número 1 en la lista de éxitos más grosa del país, y tan solo por un pequeño affaire.

Cantaba bien, mi música era buena, pero mi vida era lo bastante movida y entretenida para el público y gracias a ello había llegado tan lejos. A las chicas le gustaba el guapo, mujeriego y extrovertido Benjamín Rojas. En cambio, el Benjamín del pasado no era el de hoy. El de hoy, era un Benjamín renovado después del accidente y quería mostrarlo al mundo. Mostrar que hay otras alternativas igual de aceptadas.

Desde hace unas semanas atrás, comencé a componer mis propias canciones. Ya las hice en otro momento, cuando empecé en la música, pero las productoras eran muy reacias a ello. Querían canciones comerciales que se vendieran rápido y los cantautores no estaban a la orden del día en esos momentos. Y ahora tampoco.

Mostré mis canciones, mi nuevo repertorio tanto a mi representante como al chico que trabajaba en Buenos Aires para la productora de Miami. Su negativa me sorprendió. Se excusaba en que mi público estaba acostumbrado a mi imagen y a mis canciones desenfrenadas – para mí, demasiados machistas-. Durante el vuelo, intenté darle razones suficientes para que apostaran por mi nueva imagen y mi nuevo rumbo musical, aun estando reticente a ello. El chico me prometió concertar una reunión en cuanto llegásemos a Miami, por muy tarde que fuese.

La reunión terminó a altas horas de la madrugada y con la promesa que el próximo día les mostraría mis canciones en los estudios de la productora. No tenía muchas esperanzas, pero debía intentarlo.

Hice contacto con la tarjeta en la puerta de mi suite, que se abrió automáticamente.

Antes de entrar, miré a la puerta que tenía atrás, la habitación de Camila. Creo que me equivoqué al pensar que este viaje sería bueno para ella. Tantas noticias negativas con respecto a mi música, detonó en tratarla mal en lo que llevábamos de viaje, que no era mucho. Además, todo pintaba que no iba a tener mucho tiempo libre para ella, para atenderla.

Suspiré. Yo solo sabía meterme en problemas.

Entré en mi habitación y solté la tarjeta encima del aparador que había en el living, me acerqué a la cocina que comunicaba con el mismo. Abrí la heladera y agarré la botella de agua mineral fría. Le di un sorbo y, de repente, escuché unas risotadas que provenían del interior. Extrañado, escuché con atención. Provenía de la habitación principal.

¿Cómo habían entrado acá? Me había encargado de escoger el hotel más seguro de la zona. En ciertas ocasiones, durante mis viajes he sido sorprendido por fans que se colaban en la habitación donde me hospedaba. Seguramente se trataba de otro episodio más.

Con cautela, avancé hasta llegar al dormitorio principal. En mi mano, sostenía el teléfono y comencé a teclear el número de seguridad al cerciorarme que esas risas tenían dueña, porque estaba más que claro que se trataba de una mujer.

Las luces estaban apagadas y las prendí. Ladeé la cabeza cuando me di cuenta que, debajo de las sábanas, había un bulto extrañamente sospechoso. Las risas se intensificaron aún más cuando la luz iluminó la estancia. Me acerqué a él y destapé aquel bulto.

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora