Capítulo 45

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1 de enero de 2023



- ¡Happy New Year!


Los periodistas que retrasmitían el programa especial de fin de año celebraban con champán la entrada del nuevo año.

Escuché desde el sillón de casa los estallidos de los fuegos artificiales del exterior. Bebí de un solo trago la copa de cava que disfrutaba a solas en el apartamento que alquilé en uno de los distritos de la ciudad de Nueva York.

Brindé como una auténtica tarada frente al televisor.

Si. 

Me mudé a Nueva York hace ya unos dos años. Me dieron la oportunidad de trabajar en la universidad como profesora y no quise desaprovechar la ocasión. Disfruté mucho cuando viajé con el doctor Suárez para las masterclass que impartimos en la misma universidad que a día de hoy me ofrecía el trabajo. Me llenaba plenamente el hecho de enseñar a los futuros fisioterapeutas todo lo que aprendí y ayudarlos a ser los mejores profesionales dentro de nuestro campo. Fue un sueño cumplido cuando recibí la oferta de trabajo. El doctor Suárez entendió mi decisión y no se opuso a ello. Al contrario, me ayudó a instalarme en la nueva ciudad y me presentó a varios conocidos suyos que me hicieron los primeros meses de residencia mucho más llevaderos.

Eran mis segundas navidades sola, por elección. Mis compañeros de la universidad me invitaron como el primer año a pasar las navidades con ellos, pero me sentía fuera de lugar. Eran momentos familiares y no pintaba nada en ellos. Tampoco me importaba, ya había pasado muchas navidades en las mismas circunstancias. Estaba más que acostumbrada.

Tomé la mantita de terciopelo que reposaba en el brazo de mi sofá color café y me la eché por encima de mis piernas mientras que subía el volumen de la televisión. Movía la cabeza al ritmo de la música que sonaba en el programa, cuando mi celular sonó.

Señalé con el mando a distancia el televisor y bajé el volumen para atender la llamada entrante.

- Dime que he hecho bien las cuentas horarias- la voz de Micaela desde el otro lado me hizo sonreír.

- Tan solo hay una hora de diferencia, no era muy difícil. – reí ante la preocupación de mi amiga.

- ¡Feliz año nuevo amiga! – me felicitó.

- Feliz año nuevo – sonreí ante su entusiasmo.

- ¿Has hecho todo lo que te dije? – me preguntó interesada.


Micaela vivió por una larga temporada en Madrid, cuando ella aún era una adolescente y, con ello, había celebrado muchas navidades en el otro lado del charco. Allá tenían sus propias costumbres y, desde que volvió, Micaela las seguía cada navidad a rajatabla. Por ende, las costumbres solían ir acompañadas con la suerte y mi amiga me explicó cada una de ellas concienzudamente estos días previos a fin de año. Según ella, necesitaba cataratas de suerte porque mi vida era un caos. Para mí y por primera vez, me sentía en el lugar correcto y no creía que me hiciera tanta falta.

- Si Micaela. – afirmé pesadamente.

- Ese tonito me da la pista que no – rebatió. – ¿Brindaste con un anillo de oro dentro de la copa de cava?

- Ajam – rodé los ojos.

- ¿Diste tu primer paso del año con el pie derecho?

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora