Segunda parte
El repiqueteo de mis zapatos contra el frío suelo de aquel hospital era señal del estado de incertidumbre y de preocupación en el que me encontraba.
Luisana había perdido la consciencia cayendo en mis brazos. Los presentes de aquella sala de los juzgados se alborotaron y comenzaron a murmullar cuando los paramédicos se acercaron a Luisana para asistirla. Camila permanecía tras de mi preocupada y yo mantenía aferrándome a la mano fría de Luisana.
Los paramédicos hicieron lo propio y tras tumbarla en una camilla, desaparecieron de aquella sala a toda prisa. Pude escuchar a Mariano soltar una carcajada y a Camila maldecirlo. Tuve que contener a Camila y llevármela del lugar, pues la petisa estaba dispuesta a encararse con el tipo. Me fui con Camila no sin antes encararlo con tan solo una mirada, él vaciló.
- Nos volveremos a ver y espero que sea en prisión – vaticiné antes de marcharme.
Camila y yo llevábamos una hora en la sala de espera. Matías, mi compañero y mano derecha, se había encargado de notificar a Mora y a Benjamín el pequeño incidente sin entrar en detalles tal y como le pedí.
- ¿Cómo está mi hija? – apareció Mora acompañada de su hijo.
Benjamín se acercó a Camila y ésta lo abrazó.
Mora esperaba una respuesta por mi parte, pero no hizo falta cuando la doctora entró en la misma sala donde nos encontramos.
- ¿Familiares de Luisana Rojas? – preguntó.
- Somos nosotros – se adelantó Benjamín de manera atropellada. – Soy su hermano y ella su madre – señaló a Mora situándola a su costado. - ¿Cómo está mi hermana?
- Está bien, solo fue una bajada de la presión. – informó. – Se está recuperando y pronto se podrán reunir para irse a casa.
- Muchísimas gracias doctora.
- ¿Anabel? – preguntó Camila haciéndose paso entre los Rojas.
- Camilita – sollozó la mujer. – Mi vida, ¡Cuánto tiempo!
Ambas se estrecharon en un abrazo fraternal. La mujer de unos cincuenta años se la veía especialmente emocionada cuando reconoció a la morocha.
- ¿Cómo está tu hermano? – preguntó la mujer. Camila se revolvió incómoda al igual que los que estábamos presente.
- Mi hermano falleció – dijo con tristeza.
La mujer se tapó la boca con ambas manos totalmente compungida. Les dimos un poco de privacidad volviendo nuestro paso hacia atrás y sentándonos en la sala de espera.
Benjamín no quitaba la mirada a Camila, observándola desde lejos. Mora seguía igual de afectada y preocupada a pesar de las buenas noticias.
Por otro lado, estaba yo. Un poco más aliviado, pero con el presentimiento de que algo no iba bien. La imagen de los ojos de Luisana, antes de que perdiera el conocimiento en la sala de juicio, se clavaron en mi mente y no era capaz de olvidarme de esa imagen. Sus ojos me transmitieron algo que no sabría descifrar. Podría ser miedo, pero ya había visto el miedo de Luisana en más de una ocasión y esta vez estaba casi seguro que no se trataba de ello. Era difícil adivinar lo que sucedía por la cabeza de Luisana, pues a ella le envolvía demasiados problemas. Esta vez, sentía algo diferente pero no sabía bien el qué.
Los sollozos de Mora me alertaron y pude fijar mi mirada en el encuentro de la familia Rojas. Apareció Luisana llevada en una silla de ruedas por un enfermero, acompañada de Camila y la doctora. Mora se arrodilló a su hija y la besó sin dejar de llorar. Benjamín las observaba más calmado.
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♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》 ☆ ☆
FanfictionUn cantante del pop-rock Una enfermera Una familia rota Una investigación Miedos Maltrato Adicciones Egoísmo Amor Muerte. ¿Crees en las segundas oportunidades? Vivir o Morir es un Fan Fiction inspirado en los actores de la serie de Rebelde Way: Ben...