Capítulo 25

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Un punzante dolor taladraba mi cabeza. Los rayos de sol parecían cuchillos que atravesaban mis ojos. Todo me daba vueltas. El cuerpo lo tenía entumido y destrozado como si un camión hubiera pasado por encima mía.

A tientas intenté adivinar el lugar donde descansaba, pero no conseguía identificar aquella estancia. Me levanté con pesadez y permanecí sentada reflexionando sobre mi propia existencia.

Abrí un ojo y pude comprobar que no estaba en mi casa. ¿Dónde estás Camilita? ¿Qué pasó anoche? Miré el camisón que llevaba puesto. No era de un hombre, me alegré de aquel detalle.

- Buenos días Bella Durmiente.

Jazmín entró a la habitación sin avisar, aunque agradecí verla.

- Recuérdame que no beba nunca más.

Sujeté mi cabeza en un intento de mantenerme estable.

- Pues chica, disfrutaste como una enana- se cruzó de brazos. -Esteban no daba crédito el estar bailando con vos.

- ¿Qué yo bailé con quién?

Yo sí que no daba crédito a lo que decía. Era una broma ¿no? ¿Cómo que bailar? Si yo era un pato mareado. Una arrítmica. ¡Eso era imposible!

- Con Esteban, - repitió - pero tranquila que estuve vigilando a que no se sobrepasara con vos "el manos pulpo"

- No me digas eso – le rogué, pero asintió.

- También bailaste con el novio de Mica

- ¿Con Coco? – me escandalicé.

- Estabas muy chistosa. Nunca te vi así ¡eh!

Tapé mi rostro con ambas manos.

No podía ser verdad. Si es que tenía que tener prohibido salir y, sobre todo, beber. ¿Por qué me desinhibí tanto? Bueno... La respuesta era obvia.

La culpa era de Martina y su afán de meter las narices donde no la llaman, añadiendo que vive solo y exclusivamente para atormentarme. Es aquella mosca que revolotea alrededor tuyo con ese sonido zumbante tan molestoso. Y anoche la mosca evolucionó a moscardón.

En cuanto vi a Martina hablar con Benjamín, me enojé. Porque la chica era muy inteligente y sabía cómo enojarme. ¿Qué hacia ella hablando con Benjamín? ¿Qué necesidad tenía? Solo había una. Molestarme, porque no tenía razón alguna para entablar una conversación con Benjamín. Yo era su acompañante. Yo lo invité y no ella. Por lo tanto, yo era la única persona que se podía tomar la libertad de pasar una noche fabulosa con él y entablar mil conversaciones. ¿Qué confianza tenía ella para referirse a él como "Benja"? Y ese tonito de buenita me puso enferma. Benjamín era mi acompañante y ella no tenía nada que ver con él.

Benjamín.

Ahí caí en la cuenta.

Tenía lagunas mentales, pero un pensamiento concreto no paraba de revolotear por mi cabeza resacosa.

¿Me besé con Benjamín?

Mi mente involuntariamente comenzó a rebuscar entre mis recuerdos bañados en alcohol y, entre todos, lo vi en mi mente. Benjamín y yo besándonos.

- Te acabas de acordar de Benjamín – adivinó Jazmín al ver mi rostro que empalideció. – Vaya lote que os disteis bonita – palmeó mi espalda.

- No es verdad. – dije totalmente perdida.

- Y tanto... Que tuve que intervenir, sino lo hacían allí mismo. – rió. – Te aconsejé que te dejaras llevar, pero te desataste querida

♡ VIVIR O MORIR ♡ 《Benjamila》   ☆ ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora