Capítulo 80

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—¿A dónde vas que es tan necesario que te lleves a mi escolta? — pregunta muy curioso mi pequeño hermano, a quien no le respondo — ¿Y si yo también quiero salir?

— Tienes mínimo a 20 más que están dispuestos a ir contigo — busca la manera de sacar información que no daré.

— Sea lo que sea, cuídate mucho y no hagas ninguna locura, nadie en esta casa sobrevivía sin ti — se limita a decir eso y sale de mi habitación.

Guardo lo necesario en mi pequeño bolso de lado y salgo de mi habitación, antes de que entre alguien más a interrogarme.

El auto está en la entrada esperando por mi con Sofia en el asiento del conductor y Ernesto afuera para abrirme la puerta.

— Vamos a esta dirección — informo al enviarle la ubicación para que lleguen hasta allí .

— Está segura señorita?— cuestiona Sofía al volante y respondo directa.

— Ni una palabra de esto, ni a mi, ni a nadie.

Desde el principio Sofía me inspiró más confianza que Mercedes, supongo que fue porque no le importó perder su trabajo y se interpuso ante mis decisiones directamente, eso es de admirar.

Acordé quedar con Richard en un sitio en donde me sienta un poco cómoda y no tema correr peligro en todo momento.

Está lejos de casa, pero cerca de mi antiguo instituto y no sé porque creo que ahí estaré más segura que en un lugar más cerca. Creo que siento la necesidad de hacer sentir seguro a Richard y no a mi, porque si él está tranquilo, yo también.

Al llegar, los recuerdos de mi encuentro con Rose aquí me invaden de inmediato. Pero me centro en la persona que me espera afuera de un auto, con los brazos cruzados y la mirada perdida, aunque regresa a la realidad con el sonido de la camioneta frenando.

Bajo sin la ayuda de nadie para evitar que se sienta incómodo, pero ellos bajan detrás de mí y se mantienen tensos y alertas tal y como se los pedí.

— La ultima vez que estuve aquí, Rose me confirmó que te acostabas con ella, que recuerdos — no puedo evitar romper el hielo con esa frase.

— Rose era una intensa, no tuve elección. Es mi jefa y hay que obedecer — mi sonrisa parece agradarle, aunque sea de asco.

— Para qué querías verme?

— Vaya, ni un beso o un abrazo?— su asombro es otro Niceto de descaro —. Te extraño mucho, nada tiene sentido sin ti en mi vida, ni mi hermana me habla casi por eso.

— No metas a Verónica en esto.

— A ella también la viste hace poco no?— qué tal estuvo la carrera? Escuche que termino en desastre.

— Algo así, pero estuvo divertida, mejor que otras — no debería provocarle, pero me da mucha rabia su descaro.

— Encontrarte fue muy difícil, nadie supo de ti luego de la adopción. Pero las revistas y las páginas de internet no jugaron a tu favor.

—Para esto querías verme? Para restregarme que me estabas buscando y me encontraste? Intente dejarte claro que ya no te quería ver, por qué no puedes dejarme en paz de una vez?

— No entiendes que no es fácil para mi. Eras todo lo que le tenía y te perdí. Destruí todo lo bonito y solo conseguí que me tengas asco y miedo — su sinceridad es alarmante, porque lo conozco y sé que dice lo que siente —. Te amo más que a nada en este mundo y solo quiero arreglar lo nuestro, te quiero a mi lado otra vez.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora