Capítulo 15

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Hay tres capítulos antes de este, vayan allí primero.

— Creí que venías conmigo a casa — hace un momento llegó Richard en mi busca —. Verónica dice que quiere verte.

— Estoy cansada Richard, otro día puede ser —quiero evitar a toda costa acercarme a él, es como si de esa manera no se dará cuenta de gigante fallo.

— Otra vez con lo mismo Camila? No puedo creer que todavía sea igual, todo son excusas y me evitas cada vez que te parece bien.

No quiero escucharle pelear, no tengo ánimos para eso.

— Esta bien, vamos — no dejé que continuara hablando, solo subí al auto y esperé por él dentro.

— No estas obligada a hacerlo — siempre dice lo mismo, que no estoy obligada, que puedo ser libre de decidir, esto, lo otro.

— No lo estoy, pero haces que me sienta así. Mejor vamos y listo.

Siempre logra que haga lo que él quiere, y lo sabe. Es como si de ninguna manera pudiera decirle que no. Puedo decir que lo quiero, es tierno y atento la mayoría del tiempo, sin sumarle que es el chico que me quitó la inocencia.

Llegamos a su casa y en todo el camino no le hablé. Sé lo que sigue, me pide disculpas, me da un par de besos y yo vuelvo a caer.

— Hoy no te reconozco, no eres la Camila de siempre.

— Y cómo es la Camila de siempre? Esa que se queda callada a todo lo que dices, y que con un simple beso ya cae rendida a tus pies? — grité más fuerte de lo que quería.

— Camila... no vayas por ese lado, sabes que no te conviene.

— Vete a la mierda. Voy a ver a Verónica.

Entré en la habitación de Verónica y estaba acostada en su cama usando su móvil, con un par de cervezas a un lado y un cenicero lleno de cigarrillos a medio terminar.

— Camila! — chilló Verónica al verme entrar —. Te has olvidado de mí, no lo puedo creer.

— Ya bueno, he estado un poco ocupado estos días. Además, casi nunca estas en casa.

Eso es cierto, siempre que vengo Richard me da alguna excusa sobre el paradero de su hermana.

— Solo quiero darles privacidad linda parejita.

Me sonroja su comentario, aunque intenté disimularlo.

— Ven aquí conmigo, tenemos mucho de que hablar — hice lo que me pidió y me recosté con ella en su cama.

Quedando ambas boca arriba, en silencio, pero tranquilas.

— Quiero que te cuides Cami... no quiero que sufras— habló luego de algunos minutos en silencio, pero la duda creció en mi a medida que escuchaba lo que decía.

— ¿De qué hablas Vero? No entiendo.

— No es nada importante. Mejor dime, ¿cómo va todo con mi hermano?

— No sé si vamos a algún sitio, es muy confuso todo. Llevamos un año entero entre peleas y reconciliación, y no lo entiendo.

— Richard es... como decirlo. Diferente, desde niños ha sido muy temperamental, con cambios bruscos de humor.

— A veces me da miedo lo que pueda hacerme, y eso no me gusta. Le quiero, y mucho.

— Todo estará bien, tranquila. Por qué mejor no me cuentas que tal... eso.

Por su mirada picarona y la insinuación supe de que hablaba de inmediato, y sin poder evitar reír por las expresiones que hace.

— No pienso hablarte de eso Verónica, sigue siendo tu hermano.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora