Capítulo 26

13 2 0
                                    

Tonta Camila, tonta.

Vas de mal en peor.

¿Ahora qué?

No me atrevo siquiera a entrar en la oficina. Creí que alejándome por un berrinche me iba a sentir mejor, pero obvio no. Ahora perdí la confianza de Adonai, por poco pierdo este trabajo con el que recibo tanto dinero haciendo poco, y para colmo, Richard ya sabe todo lo de la denuncia y no tengo ni idea de que vaya hacer en mi contra.

«Respira profundo, vamos»

Entre por fin luego de dar un pequeño toque de aviso, algo que nunca hago, pero que está vez salió involuntario.

— Llegas 10 minutos tardes — fue su saludo al entrar —. En el vestidor tienes la ropa que vas a usar, te quedan exactos 30 minutos para ir te cambies y organices las cosas para la reunión. Todo está por escrito aquí.

— Por qué tengo que ir a la reunión? Te dije que para la próxima me avisarás antes.

— Claro, pude haberte avisado antes. Pero que casualidad que mi asistente personal desapareció por una semana entera y estaba incomunicada — duele que sea así conmigo. No es justo —. Deja de perder tiempo, que no tienes mucho. Tic toc, tic toc.

Hice lo que me pidió y entre al baño, abrí el armario y encontré un conjunto muy parecido al del otro día, solo que ahora es todo blanco y negro, incluído los tacones (que ahora son más altos).

«Esto es tu culpa Camila, no tienes derecho a molestarte»

Me cambié lo más rápido posible, no me entero de nada de lo que ha pasado estos días y necesito ponerme al día si no quiero hacer el ridículo.

Bien, ropa lista en cinco minutos. Me quedan veinticinco.

Tome el sobre en dónde se supone está todo lo que necesito.

— Junta con los accionistas, tema a tratar: próximas inversiones, compra y venta de acciones — dije en voz alta mientras busco lo que voy leyendo, si mal no recuerdo la semana pasada había organizado todo eso. Espero siga en su lugar.

Bingo, encontré casi todo en dónde estaba, pero... No tengo ni idea de dónde está el listado de posibles compradores.

— En dónde está el listado de compradores? Debería estar aquí.

— Ese es tu trabajo, no el mío — dioooooos dame paciencia, solo eso te pido por ahora.

Como algo normal todo por aquí es un desastre, hay documentos hasta en la pequeña mesa ratona. Adonai no aprende ni con un milagro.

— Aún no lo encuentras? Quedan diez minutos y ya debería estar todo listo.

— Quizá si mi querido jefe aprendiera a ser un poco más organizado ya tuviera todo listo.

— Quizá si mi querida asistente no se ausentará sin ningún justificante, ya estaría todo listo.

— Vete a la mierda Adonai, de verdad que si sigues así me va a vale verga que tengas una reunión en diez minutos y me voy y no me ves más nunca. Y lo digo enserio, no voy a soportar tus malos tratos.

— Puedes irte con gusto. Nadie te obliga a permanecer aquí, de hecho es igual si te vas ahora o después de la reunión. Y si no quieres soportar mis malos tratos, simplemente te vas y busca otro trabajo mejor. Bueno, si lo encuentras.

«Respira, respira, respira, respira»

« No le puedes partir la mesa en la cabeza Camila, cálmate »

—¿Por lo menos me puedes decir en donde demonios dejaste esos documentos la última vez que los usaste?

— No lo recuerdo, creo que por aquí — dijo señalando su escritorio —. No, está en aquella mesa. Si si, está allá.

— Bueno, como no los encuentros tendrás que ir a la reunión sin las copias de los posibles inversores. Pierdes tú mucho más que yo.

Me arreglé el cabello e intente caminar normal con tacones, ya le voy tomando el truco. Tome los documentos que ya tenía un por arte e magia Adonai me entrego los que faltaban. Él sabe que pierde más que yo.

— Es la hora, vamos.

Salimos juntos para ir a la sala de juntas. Allí ya comenzaban a llegar algunos miembros de la junta directiva. Entre ellos Daniel, que es por derecho el socio mayoritario y dueño de la empresa.

— Buenas tardes a todos, hoy tocaremos diferentes puntos importantes para el crecimiento continúo de la empresa. Empezaremos por un pequeño resúmen de la parte económica y luego pasaremos a la publicidad y el marketing digital.

Adonai se levantó y yo tenía preparadas las diapositivas para su presentación. Y antes de que comenzará entregué las copias de la información que Adonai iba a exponer a cada persona presente.

— Bien, hay muchas opciones para invertir y ganar, eso es cierto. La cuestion cambia cuando no todas esas inversiones son propuestas a futuro. Cuando hacemos una inversión no solo debemos tomar en cuenta las ganancias a corto plazo, sino también enfocarnos en lo bueno y lo malo a lo largo del tiempo. Por esa razón, luego de estudiar de manera minuciosa cada rato de toda inversión encontré los más grandes retos que vamos a tomar.

Empezó con su presentación de duna manera muy profesional, con calma y con total control del tema. Sé que le es difícil todo esto, a fin de cuentas no es lo que el pensaba hacer en su vida, y recibe muchas críticas por su manera de vestir y por los tatuajes que no se molesta en ocultar.

Estuvo quizá media hora así, exponiendo cada argumento con mucha convicción y con demasiada dedicación, tanta que hasta llegó a convencer a esos que no les agradaba la idea.

— Tomaremos un pequeño receso para continuar con el resto — informó Daniel a todos, y en ese momento las secretarias se encargaron de sus jefes, llevando refrigerios para el descanso — Camila ven aquí — eso sí fue más para mí persona, hablando más bajo.

Me acerque a Daniel un poco confusa, porque no entiendo que puede querer de mí.

— Parece que Adonai no está muy contento contigo estos días — su tono de voz es irónico.

— Está enfadado, solo eso. Usted lo conoce mejor que yo, en unos días estará mejor.

— Quizá sea solo eso. De igual manera no quiero hablar de mi hijo.

¿Y entonces de qué? Con este señor nunca se sabe.

— Usted dirá.

— Como sabes dentro de un par de días cumple años mi hija Oriana — empezó a hablar viendo a otro lugar —. Supongo que ella va a necesitar de una amiga en ese momento, y como no tengo confianza en las otras chicas que conviven contigo y en su momento con ella, quiero que seas tú quien la acompañe.

— A ver si entiendo. ¿Quiere que me haga pasar por amiga de Oriana?

— Dicho así, se oye fatal. Pero en teoría es eso — ahora sí me volteo a ver, para culminar con el tema —. Esta semana vas a organizar las cosas de Adonai desde mi casa, y el tiempo restante lo vas a pasar con ella. Sin que note que es por orden mía, solo acércate y hazle compañía.

Este viejo es un idiota de mierda. Se fue así sin decir nada más, solo qué debo convivir esta semana con Oriana.

Y con lo culpable que me siento. Joder.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora