Mejor vida (II)

Capítulo 113

—  Entonces el idiota de mi hermano se sentó sobre la silla de una señora, y esta comenzó a gritarle delante de todo el mundo — cuenta Gabriela sobre sus vacaciones haciéndonos reír a todos.

— Me equivoqué — se defiende Mateo pero no sirve de mucho ya que todos seguimos riendo por el simple hecho de que Gabriela cuenta las cosas de una forma muy especial.

Todos estamos sentados comiendo en el cuarto de juegos, los chicos estaban de vacaciones familiares y hasta ayer no podían venir a verme. Es extraño como cada vez crecemos más como grupo y familia, ahora resulta que tengo una tía.

Melisa, la chica que Jessie contrató para su equipo de seguridad resultó ser su media hermana y Josep lo sabía. Fue un poco extraño enterarnos de eso ya que ella estaba en silla de ruedas con varias heridas graves y Jessie solo con algunos golpes sin importancia.

— Quieres más helado? — pregunta Isaac a mi lado y niego con la cabeza porque estoy llena — Emilia...

La pelirroja no para de acosar al hermano de Isaac y es muy divertido, hasta hace unos días su obsesión era con mi amigo tatuado y gay, ahora es con el chico ruso, a saber quien será el siguiente.

— Ya la peli está — avisa mi hermano y todos nos acomodamos para verla, algo un poco difícil ya que somos más de lo normal.

Recuesto mi cabeza sobre Isaac para usarlo de almohada y poco después siento mis ojos cerrarse, aunque me gusta la película que pusieron no puedo evitar dormirme.

ISAAC

Admiro a la preciosa chica que duerme sobre mi pecho, su pecho baja y sube con lentitud y casi ni se escucha su respiración. Prefiero centrarme en ella antes de ver la película, es tan preciosa.

Recuerdo como si fuera ahora mismo el día que mi padre me dijo que iríamos a su cumpleaños, pensé que sería aburrido, quizá innecesario, pero a mi padre no hay quien le diga que no.

Estaba tan deslumbrante con ese vestido pegado a su cuerpo y su cabello castaño con ondas suelto por su espalda. Tenía una sonrisa tan natural que perdí el habla, fue como un hechizo.

Jamás he sido de estar con muchas mujeres a la vez, claro que tuve algunas de una noche, pero no estando en una relación, mucho menos comprometido, pero con ella era diferente. Quise tocarla y lo hice, sentí su mano y al darle un beso todo mi cuerpo respondió.

Ahora puedo decir que es mía, que me quiere y lo mejor de todo, que será la madre de mis hijos. La idea de cuidar de ellos me aterra, quiero ser un buen padre, atento y cariñoso, responsable y sobretodo un ejemplo a seguir para ellos, o ellas.

Pasó de ser atracción y deseo a cariño y aprecio y ahora... ahora siento que la amo. Aún no se lo digo, no quiero presionarla, o que piense que es por el embarazo, porque no es así, es toda ella, cada faceta que me encanta. Incluso cuando se siente mal y se aísla, o cuando se siente débil y pone esa coraza que la protege siempre, suele molestarse por muchas cosas que no le parecen correctas, pero al momento de comprenderlas se le pasa.

Es tan rápido todo, demasiado. Nos conocemos, me gusta y yo le gusto, unos días después me la como con gusto, al siguiente follamos como si no hubiera un mañana y ahora, meses después  lleva un motivo de felicidad para mi, y para muchos más. Lo que comenzó como un juego de borrachos a saber como termina, solo se que disfruto de cada instante como si fuera el último.

— Si dejas de verla como si fuera tu comida quizá me dieras un poco menos de miedo — comenta el hermano de Camila y llevo mi dedo índice a mis labios para indicarle que se calle.

Entiendo que no me quiera en la vida de su hermana, si fuera la mía tampoco lo aceptaría. Después de todo soy parte de la razón por la que ha dejado de estudiar y modelar, cosa que me atormenta día a día.