Capítulo 40

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Funcionó esa técnica de vomita y te bañas con agua helada. Porque en menos de quince minutos Oriana estaba como nueva, al igual que yo. Debo admitir que me he divertido demasiado hoy, y ni hablar de la parte de cuidar de una pequeña borracha que no podía ni levantarse.

— Creo que aún no se me pasa del todo — se quejo Oriana sentada en su cama, lleva así al menos cinco minutos. Con una bata de baño y mirando al infinito.

— Si no te mueves menos vas a mejorar. Solo es la sensación de ebriedad de hace un rato — le resté importancia porque ya he sentido eso antes, y la verdad no es la gran cosa luego de que se te pasa —. ¿Recuerdas que tenemos una hora para estar listas, o solo yo escuché a tu hermano?

— Vale vale, me cambio mientras tu te bañas y eso — por fin se levantó un poco más activa y yo hice exactamente eso,ir a darme un baño para volver a la normalidad.

Fue rápido y un poco incómodo, porque tengo los mareos por todo lo que bebí, pero por un momento recordé cada cosa que he pasado hoy y siento que solo voy a llorar y llorar. Embarazada, de un chico delincuente, huérfana y con dos hermanos que quiero cuidar, vivo más drogada que cuerda y ahora borracha. Un ejemplo a seguir Camila, insuperable.

— Respira Camila, todo tiene solución — me digo a mi misma en voz alta pero sin gritar. Hablar así me ayuda a calmar mis pensamientos caóticos.

— Camila, no encuentro los zapatos que compré para mí — entro al baño Oriana casi que gritando, y recordé esas veces que en la habitación del orfanato se gritaban entre todas buscando algo.

— No lo sé, busca debajo de la cama, o en el armario — respondí con el mismo tono de voz mientras termino con mi baño.

Ella salió y lo mismo hice yo, saliendo de la ducha y secando con calma mi cuerpo. Y verme en el espejo justo en frente no fue buena idea. Estoy muy delgada, soy lo suficiente alta como para tener un poco más de peso, pero no. Además, un mini bulto se asoma en mi estómago,o quizá solo es mi imaginación. Pero los nervios de solo imaginarme con un niño en brazos me da náuseas.

Últimamente no como bien, he perdido el apetito casi del todo y mi piel sin color y mi cuerpo con forma pero delgado lo demuestran. Intento ocultar mi delgadez con ropa grande pero eso no evita que ahora me vea cómo realmente soy. Un saco de huesos se puede decir, midiendo quizá 1,75m y pasando como mucho 50 kg.

— Camila... — habló con suavidad desde la puerta, viendo que ya he terminado pero no dejo de mirarme al espejo —. Oye se te hace tarde y aún no te vistes.

— Sí claro, dame un momento — volví a la realidad y me coloque la bata de baño para salir y vestirme.

No me molesta todo lo que me obligó comprar Oriana, pero si me hace sentir incómoda porque no lo hice con mi dinero. Además me siento egoísta.

— Por favor, no es momento para estar en depresión. Tienes media hora para estar lista si no queremos que papi se moleste.

— Que ya voy joder — dije mientras busco mis cosas, que al parecer ya están dobladas limpias sobre la cama.

Me puse la ropa interior y sin importar que me está viendo casi desnuda busco la ropa sencilla que compramos. Un simple pantalón ajustado, una camisa corta de encaje roja y unas sandalias sin tacón que me hacen ver más femenina. Casi nunca me visto así, prefiero más estar deportiva y cubierta por todos lados. Pero no me sienta mal este estilo.

Ella por el contrario está mucho más arreglada, usando una falda ajustada al igual que una camisa sin escote, ah y con unos tacones que parece que se va a caer en cualquier momento.

— Ven, yo te ayudo a darle un poco de color a tu rostro — de forma amable comenzó a maquillarme, siendo cuidadosa —. Eres preciosa Camila, deberías aprovechar más eso.

— Cómo se supone que se aprovecha tener una cara bonita? — pregunté confundida.

— Hay muchas maneras para aprovechar una cara bonita, y en tu caso también el cuerpo. Pero debes empezar por cuidarte más, es obvio que no comes, te vistes mal y no te cuidas el rostro.

— Vivo en un orfanato,uso lo que me dan y no puedo cuidarme mucho si no tengo tiempo de nada.

— Excusas, temprano te lo dije. Ganas suficiente dinero como para mantener a tus hermanos y poder cuidar de ti. Sigues siendo asistente de Adonai porque le gustas, y papi y él te tienen cariño, pero con tu forma de vestir y actuar solo eres candidata a chica de limpieza. Y no sé tú, pero yo aspiro a ser algo más que eso.

Hoy es el día de todos contra Camila. Como si el destino quisiera de todas las maneras posibles hacerme ver lo que estoy haciendo mal, y que casualidad que es todo. Todo lo estoy haciendo mal, a pesar de poder hacer todo bien.

— ¿Por qué no nos acercamos antes? — fue lo único que pude decir, porque no entiendo la razón de que todo esté tiempo odiara a una chica como ella.

— Porque tú orgullo y ego no te dejaban. Y mi manera de ser y la tuya hace un tiempo no pegaban — dijo sin darle mucha importancia, terminando con mi leve maquillaje —. Listo, ahora sí pareces una chica decente.

Es verdad, si pudiera comparar como estaba temprano a como estoy ahora quedaría más asombrada de lo que ya estoy.

Un toque en la puerta nos dió un gran susto. Pero ya estamos listas así que no hay nada de que preocuparse. Bueno, sí, del desastre que dejamos en la planta de abajo.

— Niñas, ¿está todo bien? — es Daniel, abriendo levemente la puerta para ver si todo está en orden.

— Estaba terminando de arreglar a Cami papi, ya salimos — juro que ese tono de voz tan hipócrita me hace sentir fatal.

Yo aún estoy de espalda a la puerta, pero al terminar de colocar el labial rojo en mi boca también hablé:

— Somos chicas responsables Daniel, nada de que preocuparse — dije de forma irónica pero disimulada al voltear.

— Perfecto, en cinco minutos vienen por ustedes para bajar a recibir a los invitados — dijo saliendo de la habitación —. Ah y por cierto, lindo desastre el que dejaron por toda la casa — vaya, sí se dieron cuenta de eso. Pero solo nos causó risa saberlo y él salió riendo por nuestras caras.

— ¿Quiénes se supone que vienen? — pregunté dudosa porque no tengo ni idea de las amistades de Daniel.

— Algunos amigos de papi junto a sus familias. Obvio yo quería algo más grande, pero sabes cómo es, y solo acepto una cena tranquila con las personas que él quiso.

— Vaya mierda — dije de la nada, y luego me arrepentí de decir eso—. O sea no, pero si es triste que no te dejará hacer algo que tú quisieras.

— Ya sí, pero da igual. Sé cómo conseguir cosas de otras maneras — Ok,no quiero saber más sobre eso.

Tal y como dijo Daniel vino una de las chicas de limpieza, la misma que estaba en la cocina el otro día. No recuerdo su nombre, pero bueno. Salimos juntas y no pude evitar reír sin parar porque Oriana estubo a punto de caer por las escaleras gracias a sus tacones.

***
Hola bonitas fresitas.
Siento mi ausencia estos días, intentaré no tardar tanto en publicar el próximo capítulo.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora