Me limito a darle un asentimiento de cabeza mientras Isaac sí se despide con educación, aunque el sarcasmo y la diversión es más que obvia.
Camina a mi lado y siento como pasa con cuidado su mano por mi cintura pegándome hacia él. Salimos y el aire frío choca contra nuestros cuerpos calientes por la calefacción interna y noto como el guardia ha entrado a una especie de cabina, donde supongo estará más cómodo.
Ambos levantamos nuestras manos para despedirnos y él repite la acción con una sonrisa genuina en sus labios. Isaac me ayuda a subir y sin discutir permito que conduzca él.
— ¿Estás bien? — pregunto sutil porque aún no tocamos el tema y me doy cuenta de que está asustado.
— Estoy bien, solo que... es difícil de asimilar — tarda un poco en responder pero no se molesta en ocultar sus miedos.
— Sabes bien que no estás obligado a nada Isaac — exclamo con mucha seriedad y obvio miedo en mi voz de que se aleje.
— Ya hemos hablado de esto Camila, no vas a lograr apartarme — aparta la mirada de la carretera para mirarme fijamente por unos segundos.
Asiento y giro mi rostro hacia la ventana, donde puedo ver como el viento fuerte choca contra los árboles y pequeñas gotas comienzan a caer del cielo.
Intento buscar dudas sobre él, pero no encuentro nada que me haga dudar. Desde el inicio no fue el típico chico que a todas les gusta creído e imponente, sino más bien juguetón y coqueto con ese aire de inocencia que no existe en realidad.
Al momento de conocernos fue tan confuso, fue atrevido y directo, logrando sacar mis mejores sonrisas aun cuando no sabía ni quien era, debilitando mi fachada de chica fuerte que no cree en el amor. Nos gustamos, hicimos lo que hicimos y ahora somos responsables de las consecuencias, pero no es eso lo que me preocupa.
Me aterra lo jóvenes que somos. Lo difícil que será mantener nuestra relación ajena a nuestros hijos - ahora que sabemos que son dos-, soy realista, el amor no dura para siempre y estoy casi segura de que nuestro mayor acercamiento fue por el hecho de que estoy embarazada, porque sino no hubiera pasado de una relación adolescente.
Intento buscar algún defecto aterrador en él, lo miro y no veo más que al chico que me vuelve loca en todos los sentidos, qué desde el primero instante se ha llevado mi atención. He pasado por tanto, sufrí, lloré, me sentí miserable e idiota, dude de mi misma, incluso perdí esa inocencia con la que veía el mundo en general. Tanto así, que ahora me cuesta creerme que todo es tan genial.
El que me secuestraran me alivia mas que asustarme, porque me recuerda que sigo viva, con un motivo importante para seguir, mis hijos. Estar al borde de la nada se vuelve inspirador para quienes no encuentran un rumbo en sus vidas, quizá por eso ahora tengo tan claro lo que quiero para mi futuro, ya no soy sólo yo la que depende de ello.
— Deja de pensar tanto — escucho la voz baja de Isaac mirándome de reojo. Se detiene en un semáforo y se gira por completo para verme —. Estoy aquí, junto a ti, y será así el tiempo necesario, el tiempo que permanezca el amor intacto, y si en algún momento se acaba, aún así estaré, porque eres la futura madre de mis hijos, y eso nadie jamás lo cambiará.
Admiro que entienda mi punto de vista y sea tan realista como yo, aunque es más soñador.
— Solo pensaba en lo perfecto que eres — comento apenada y obligado debe girarse para continuar el camino hasta casa de Adonai —. Nuestras discusiones nunca han sido tintas, sino importantes y respetuosas.
— Eso es porque considero innecesario discutir por todo, es agotador y no sirve para nada — habla con mucha seguridad sin despegar su vista de la vía —. Pocas veces me has dado motivos para sentirme celoso, confío en ti y ahí debe estar la base, en la confianza y el entendimiento.
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Mejor vida (II)
RandomLibro 2 de la trilogía"Vidas" Mi vida no era perfecta, pero era feliz así. Mi razón de seguir son mis hermanos, en un lugar donde no se vive, se sobrevive. Ella nos salvó, y nos condenó. "Un Ángel y un Demonio hecho mujer".