Hay cinco capítulos antes de este, revisen mis fresitas.
No debería estar caminando, pero no me importa. No quiero estar cerca de nadie, quiero estar sola, sin personas a mi alrededor estorbando mi intento de paz.
Cuando el egoísmo de aluien supera los límites puede dañar a más personas de lo que se espera.
Entiendo que se molestó por mi decisión de irme sin ninguna razón más que la de desaparecer. También entiendo su presión con mi salud mental. Puedo entender todo eso, incluso quiero pensar que lo hizo sin intención de hacer daño. Pero el dolor en el pecho que tengo al haber confiando por segunda vez en alguien y que me fallara de esa manera, es frustrante.
Estoy lejos del orfanato, muy lejos. Puede que tarde más de tres horas si sigo caminando. Pero no recuerdo haber visto una para por aquí cerca.
Estoy jodida.
No deja de ser una sorpresa lo idiota que puedo llegar a ser por culpa de mi orgullo de mierda. ¿Era necesario caminar? No.
— Creo que es mejor llamar al señor del taxi. Quizá pueda venir en mi búsqueda — no hablo con nadie más que conmigo misma. Y menos mal estoy sola, porque cualquiera que me escuche piensan que estoy delirando.
Saco mi móvil de mi pequeña mochila para llamar al señor del otro día. Marco su número y espero su respuesta. Cosa que no ocurre, responde el buzón de voz y tranco para intentarlo otra vez. Al tercer intento me resigno, me queda seguir caminando y volver a intentarlo más adelante.
— Esto te pasa por tonta Camila — me regaño sin vergüenza en un tono medio alto —. Si tú orgullo no llevará la delantera en estos momentos todo estaría bien, pero no. A la niña se le ocurre hacer berrinches porque su orgullo está herido cuando menos lo tiene que hacer. Después te estás quejando de las cosas que te pasan, pero mírate.
Estoy molesta, pero conmigo. Porque siempre termino arruinando todo a mi alrededor. Lastimo a las personas que me rodean y me hago la víctima.
— Todos tienen razón, me estoy hundiendo yo sola — admití con lágrimas en mis ojos y dispuesta a parar para descansar — ¿Ahora qué coño hago? Estoy en medio de un camino antiguo porque no puedo ir caminando por una autopista — dije obvia al ver a mi alrededor, desolado y frío. Mis quejas fueron interrumpidas por un sonido fuerte, un auto a toda velocidad que frena de golpe a mis espaldas.
Estoy paralizada, no puedo gritar, ni caminar, ni mucho menos girar a ver qué pasa. Estoy sola y aterrada. Solo puedo escuchar, y el silencio hace presencia, pero por poco tiempo. Las puertas del auto son abiertas y cerradas de manera brusca.
Tengo que correr, tengo que correr. Reacciona por favor, necesito salir de aquí. Mi cerebro no reacciona, y aunque sé que tengo que hacer algo, no puedo. No tengo el valor para mirar atrás, y mucho menos al sentir y escuchar pasos fuertes y apresurados dirigirse hasta mi.
Es ahora o nunca. Me digo tomando el valor necesario para correr, pero mis reflejos no funcionan tan rápido como espero, y en el momento que mis piernas se mueven, me detiene una mano rodeando mi cuello, y un segundo después, una capucha negra es puesta sobre mi cabeza bruscamente.
— ¿Qué pasa? Déjeme en ir — grité aterrada al ser elevada y atrapada entre u par de brazos grandes y con mucha fuerza.
Mis gritos son ignorados, mis patadas e intentos de liberarme me lastiman mucho. Nada de lo que hago funciona, porque me tiran con fuerza sobre algo duro y luego de sentarme soy atada de piernas y manos. Lo único que me queda es gritar y gritar hasta ya no poder más, hasta aturdirlos y que me liberen, quizá.
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Mejor vida (II)
RandomLibro 2 de la trilogía"Vidas" Mi vida no era perfecta, pero era feliz así. Mi razón de seguir son mis hermanos, en un lugar donde no se vive, se sobrevive. Ella nos salvó, y nos condenó. "Un Ángel y un Demonio hecho mujer".