La semana pasada me sentía dispuesta a todo. Con la seguridad de que todo estaría bien y que nada podía salir mal. Hoy, justo el día en que comienzo las clases, mis nervios me juegan una mala pasada.
Que Jessie me tuviera que despertar comprueba que no dormí nada bien por culpa de mis pensamientos tortuosos.
¿Cómo es? ¿La gente es muy idiota o no? ¿Me seguiré llevando con los chicos?
Esa clase de preguntas son las que no paran de torturarme, incluso mientras me ducho la sensación de susto en el estómago me invade.
Me pongo mi uniforme y me centro en la pequeña insignia con un león en el lado izquierdo de mi camisa. Cambio la corbata una y otra vez porque no tengo práctica y no me gusta como se ve, aparte de que molesta y es incómoda.
Busco la mochila que compre el viernes junto con el resto de mis cosas y salgo de mi habitación, encontrándome con mi hermano por el pasillo.
— Odio esta corbata, de verdad es necesario llevarla? Parece inútil — se queja una y otra vez mientras la intenta arreglar.
— Ven que te ayudo — la tiene mal y por eso le incomoda, se la quito, la arreglo y se la vuelvo a poner más suelta para que no le moleste tanto —. Mucho mejor.
— Cómo puedes estar tan tranquila? No te asusta ni un poco nada de esto?
— Quién dice que estoy tranquila o que no tengo miedo?— que afirme mis sentimientos es divertido, no sabe nada de lo que pasa por mi cabeza —. Estoy incluso más nerviosa que tú enano, así que no des por hecho nada.
Me ignora y sigue quejándose de lo primero que encuentra, su corbata, y así entramos al comedor en donde Jessie y Emmy nos esperan desayunando algo.
Mi bebe está radiante. La felicidad es tan notoria en sus ojitos inocentes que me llena de alegría. Verla a ella tan bien, feliz, adaptada y cómoda con todo esto me hace creer que valió la pena perder mis planes, todo por ver esa sonrisa siempre que pueda.
Me sorprende mucho saber que será Jessie la que nos lleve, emocionada y dispuesta a acompañarnos.
Estoy confusa con su regalo. Le dije que no quería nada más que la fiesta y el viaje, y aún así me compro el auto más moderno que hay y sin siquiera tener permiso de conducir me lo regala. Dice que empezaré con las prácticas esta semana para tenerlo lo más pronto posible, pero aún así es muy rápido todo.
Me encanta, es tan perfecto que siento que es un bebé para mi, mi hijo. Los asientos me quedan perfectos, los detalles en el volante y tablero y los colores tan claros y formales. Es un detalle que se fijara en mis gustos a tal nivel, pero sin embargo no sé cómo canalizar mis sentimientos sobre eso.
Emmy no para de hablar y justo ahora prefiero que sea así. No es la única nerviosa, pero si la que lo acepta y demuestra sin vergüenza.
— Quiero tener muchos amigos así como Cami y Nico, para que vayan a casa a jugar y ver películas de princesas porque ustedes no quieren — dice con enfado lo último y nosotros reímos mientras le damos mimos como recompensa.
Siento como el auto empieza a frenar y miro por la ventana el gigante aparcamiento exterior con muchos autos lujosos y la imponente fachada del instituto. Tiene un toque de antigüedad y a la vez de moderno, pero lo que sí desborda por cada detalle es lujo.
— ¿Y bien chicos?¿están listos? — pregunta Jessie en el momento de estacionar la camioneta y se gira para vernos a los ojos.
— No lo sé Jessie, esto es muy nuevo para mi — admito por fin en voz alta lo que me está torturando, el miedo de no ser aceptada es lo que causa que me aleje de todos y justo ahora seré el centro de atención y no quiero.
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Mejor vida (II)
RandomLibro 2 de la trilogía"Vidas" Mi vida no era perfecta, pero era feliz así. Mi razón de seguir son mis hermanos, en un lugar donde no se vive, se sobrevive. Ella nos salvó, y nos condenó. "Un Ángel y un Demonio hecho mujer".