Las palabras lastiman más que los golpes. Porque dejan cicatrices eternas que no se borras ni se cubren con nada.
— Llegas tarde.
— Lo siento, el bus se retraso — me disculpé sin problema —. Aquí tienes el resto de los informes que me pediste ayer, y un aproximado de las encuestas hechas al público — le entregué ambas carpetas y me senté en la mesa de la esquina para hacer otras cosas.
— ¿Por cuánto tiempo vas a seguir así? — pregunta cansado, quitándose las gafas y con una postura que solo demuestra frustración.
— ¿Así cómo?¿Profesional? — pregunté con ironía —. ¿O te refieres a mi actitud más madura y eficiente en el trabajo?
— Deja los sarcasmos para luego. Sabes de lo que hablo — su tono demandante es bajo —. Han pasado tres meses, casi cuatro. Y aún sigues sin hablar con ninguno de ellos.
— Las cosas quedaron claras la última vez que hablamos. Ya no hay nada que arreglar — con un leve movimiento de hombros le resté importancia. Prefiero seguir en el trabajo, entretenida y produciendo dinero que me servirá en un par de meses.
— Los planes eran dejar a Adonai encargado de la empresa para esta semana. Ahora todo me lo complicas.
— Yo lo complico? — pregunto molesta —. Soy yo quien está ayudándote a organizar todo para cuando te vayas, voy a ser yo la que se encargue de los desastres de Adonai, porque así tú lo quieres. ¿Y tienes el descaro de decirme que complicó tus planes?
— Cálmate. No me refiero a eso. Lo que intento decir es que si no se hablan, todo va a ser más difícil para ambos — explicó sereno, todo con tal de no hacerme enfurecer.
— Pierde más él que yo — digo en voz baja.
— Pierden ambos, él pierde a una gran chica dispuesta a recoger sus desastres y ayudarle a mejorar en la empresa. Y tú pierdes la gran oportunidad de ser alguien más que una secretaria.
— Eso no es tu asunto. Ambos perdemos, no queda otro remedio más que convivir como jefe y secretaria. Y todo perfecto, como tuvo que ser en todo momento.
— Tu orgullo te tiene ciega, y no sé cuándo vas a entender que te lastimas a ti misma.
Ignore su comentario digno de un libro de autoayuda, y sigo con mi trabajo.
Daniel quiere expandir la empresa y abrir otro tipo de servicios más allá del de la publicidad. Según lo que me dijo, la idea lo obliga a abandonar el cargo de directivo para sumirse por completo en ello. Por eso es necesario que Adonai se encargue de su puesto, y para eso me tiene aquí.
Desde que pasó todo en casa de los Esposito, se fue al carajo nuestra amistad. Adonai quedó dolido porque no le conté el tema del embarazo, y peor aún al saber que aborte. Intentamos arreglar todo entre los tres, pero no funcionó. El intento de reconciliación termino en una gran pelea.
Ahora, que tengo que encargarme de guiar a Adonai en su camino al mando, me siento tan tensa que solo puedo pensar en trabajo y trabajo. No duermo, prefiero estudiar para los exámenes y adelantar trabajo de la oficina. Y supongo que eso no ayuda en nada.
— Tenemos reunión de la junta directiva en media hora. Vamos a presentar a Adonai como nuevo CEO de la empresa — hablo luego de varios minutos en silencio. Estoy segura de que ya se lo tenía preparado,y lo dice ahora.
— Perfecto, ¿Algo más? — pregunté molesta, pero conmigo misma. No puede ser que por mi culpa todo termino así, solo porque una personita que viene a arruinar mi vida, se apareció el día de la reconciliación y yo le saludé muy tranquila.
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Mejor vida (II)
AléatoireLibro 2 de la trilogía"Vidas" Mi vida no era perfecta, pero era feliz así. Mi razón de seguir son mis hermanos, en un lugar donde no se vive, se sobrevive. Ella nos salvó, y nos condenó. "Un Ángel y un Demonio hecho mujer".