Me quedo despierta viendo al techo porque no quiero moverme, Jessie no me deja ir a clases para que descanse y la verdad me importa muy poco.
Puedo aprovechar el día para dormir, darme mimos y así sentirme mejor.
Siento como mi cuerpo está decaído, cansado y al tener mi estómago vacío solo empeora.
Me levanto sin prisa para bajar a comer algo, lo necesito y estaría bien recuperar fuerzas para mañana volver a mi rutina.
— Buenos días nana — saludo a la abuela con cariño al verla en el camino hasta el comedor.
— Buenos días cariño, te sientes mejor? — pregunta muy preocupada dejando de lado su libro para mirarme fijamente.
— Un poco, pero sigo muy agotada y creo que comer me ayudará — respondo y sigo mi camino hasta el comedor y como no hay nadie, entro en la cocina para buscar algo yo misma.
Por suerte aquí dentro está Nora, y sin problema me sirve un vaso de agua junto a mi típica ensalada de frutas.
— Oh, lo siento me olvide de la miel — se disculpa y sale de prisa de la cocina hasta la despensa.
Me bebo el agua de un solo trago y me levanto para buscar más porque de tanto vomitar ayer estoy deshidratada.
A medida que me acerco al dispensador mi cabeza da aún más vueltas, parpadeo un par de veces con la intención de quitar esas rayas grises en mis ojos, pero solo siento como me desvanezco sin más.
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Abro los ojos y me doy cuenta de que estoy sentada en mi cama, con la abuela y Jessie a cada lado y un dolor de cabeza insoportable me invade.
— Por fin despiertas, estaba a nada de llevarte a un médico — suspira Jessie aliviada y me siento confundida.
— Te desmayaste en la cocina cariño — responde a mi pregunta mental la abuela al ver mi cara de confusión.
¿Me desmayé? Nunca me había pasado.
— Debes comer — Jessie me entrega una bandeja con otra ensalada de frutas y me incorporo para comerla —. Esto te hará sentir mejor, ya verás.
Me devoro con ellas presentes mi ensalada y la verdad es que sí, me siento mucho mejor.
Pongo la bandeja a un lado y vuelvo a recostarme para estar más cómoda, y ellas al ver que estoy mejor salen de mi habitación sin problema.
No pasan ni cinco minutos cuando siento él subidón de la comida por todo mi estómago hasta acercarse a mi garganta y sin tardar mucho corro hasta mi baño para expulsar lo que acabo de ingerir.
Siento un asco profundo por todo lo comestible, si cada cosa que pruebe me va a traer directo hasta aquí prefiero ni olerlo.
¿Por qué? Por qué me sienta tan mal la comida? Fue porque tuve una discusión ayer con Richard luego de comer? Mi madre decía que era malo llevarse disgustos durante o después de comer porque enfermabas.
O quizá... no, no eso no.
Busco en el cajón de mi baño mis pastillas y encuentro los paquetes de los últimos tres meses, los reviso con mucha curiosidad y el miedo llega a mi sin piedad.
— En Ibiza no me tome estas tres — comienzo a contar porque deje en el empaque las que olvide —. El mes pasado me las tome todas, pero no me vino la regla — continúo con mi conteo y siento como todo mi cuerpo tiembla —. Este mes debía comenzarlas la semana pasada, pero como tampoco me ha venido la regla...
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Mejor vida (II)
RandomLibro 2 de la trilogía"Vidas" Mi vida no era perfecta, pero era feliz así. Mi razón de seguir son mis hermanos, en un lugar donde no se vive, se sobrevive. Ella nos salvó, y nos condenó. "Un Ángel y un Demonio hecho mujer".