Capítulo 111

12 0 0
                                    

— Te dije que ningún vestido me queda bien, me quedaré con mi pijama caliente y así voy a cenar — me quejo porque Jessie pretende que cenemos todos juntos en familia y no quiero, me rehuso.

Estoy hinchada, supongo que hubo algún alimento que elevó el agua en mi cuerpo y ahora parezco una ballena. Además no estoy de ánimos como para convivir con toda esta gente.

— Claro que no voy a permitir que bajes a cenar en pijama Camila — habla Jessie ofendida por mi decisión y me agarra de la mano para llevarme junto a ella.

Conseguimos llegar hasta mi armario sin caídas y eso es impresionante, debido a que esta tan desesperada porque comience a arreglarme que me obligo a correr por las escaleras.

Como no tengo ánimos permito que sea ella quien escoja lo que sea que usare, me importa muy poco.

Veo como busca en lo más profundo de los cajones y separadores y ruedo los ojos por lo insistente que es, si tan solo me dejara llevar mi pijama caliente y cómodo no tendría que estar aquí.

— Este es perfecto, pruébatelo — encuentra uno que ni recordaba que existiese y me lo entrega para que me lo pruebe.

Asiento y me visto delante de ella porque no hay mucho que me avergüence, la confianza ya es bastante alta.

Al ser de un corte suelto desde las costillas hasta el suelo evita mostrar más de lo necesario mi creciente barriga, además de que el corte que tiene en la pierna derecha me da un toque sensual y a la vez formal.

Quisiera dejar de dudar sobre mostrar mi embarazo, pero me entra el pánico de solo imaginar la presión de los medios y lo insistentes que serán.

La gente comienza a sospechar, suelo recibir algunos mensajes con suposiciones muy extrañas como que estoy casada y de luna de miel, como que me secuestraron, algunos otros aciertan sobre mi embarazo y otros solo escriben para dar amor.

— Me gusta — comento en voz baja viéndome en el espejo mientras Jessie observa desde atrás con adoración.

— Tu hermana ya debe estar casi lista, voy a ver — se acerca y me da un apretón suave en el brazo y se aleja sin prisa para salir —. Tienes media hora Camila, ya están por llegar todos.

Asiento y me dispongo a maquillarme lo mínimo, como he repetido mil veces, no estoy de ánimos y solo quiero complacer a Jessie porque siento que es una ocasión muy especial e importante. Ninguno celebra navidades desde hace años, ella más que nosotros, y el simple hecho de estar juntos y unidos es suficiente motivación.

Bajo con cuidado porque no quiero resbalar con el largo del vestido, y no tardo en sentir un par de manos sujetarme en el camino.

— Quisiera entender esa afición que tienes por buscar el peligro — bromea Nicolás ayudándome a mantenerme firme y le doy una mala mirada por su comentario —. Es la verdad Cam, estás preciosa, pero igual es peligroso.

— Para eso tengo a mi precioso hermano, que me ayuda cuando lo necesito — a pesar de mi tono sarcástico él sabe que es cierto lo que digo y que el cariño está presente.

— Oh no no, no es momento para llorar — me pelea al notar como mis ojos se cristalizan y sonrío con ternura por eso —. Es nuestra primera navidad después de años, por favor sonríe — suplica en ese tono tan tierno y autoritario que tiene y asiento.

Nos encontramos con varios de los invitados y siento una felicidad inmensa de ver a tantas personas alegres, divirtiéndose y charlando como si nuestras vidas no fuesen un desastre.

— Estás preciosa Camila — escucho decir a Margot, la madre de Tiago y sonrío porque las veces que hemos convivido me recuerdan la humildad de mi madre.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora