Capítulo 117

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— Estás actuando como una niña inmadura  cariño — dice Jessie a mis espaldas, resignada suelta un suspiro —. Algún día te arrepentirás de dejarte llevar por el orgullo.

Ignoro esa frase salida de un libro y sigo mi camino, tengo que llegar a tiempo a la reunión que ha planificado Sam para convencerme sobre la agencia que quiere crear.

Jessie lleva días discutiéndome mi actitud con Isaac, según ella es buen chico, no merece que lo trate con tanta frialdad. Lo que no comprende ni ella ni nadie es que estoy dolida, más que con él conmigo misma. Soy consciente de que mi actitud no es la mejor, pero mi trato hacia él es tan distante porque no quiero seguir hiriéndolo.

Todo se ha girado, hace un tiempo era yo la que lloraba y sufría por un chico, ahora el mejor novio que pude tener sufre por mi, por culpa de los traumas que me ha dejado el idiota de Richard.

Aprovecho que Jessie está más tranquila con el tema de la seguridad y conduzco sola, pocas veces puedo hacerlo así que, por qué no?

Me distraigo con la música mientras conduzco a una velocidad un poco alta por las calles de la ciudad. Nos vamos a reunir en el club, ofrecí el hotel pero ella prefiere estar en un sitio menos público. Al principio confundía las discotecas de Jessie con los clubes privados de tenis o de aviación, pero a pesar de llamarse igual o parecido, no son lo mismo.

Cosas de inexperta en lo de ser rica, "no es lo mismo un club nocturno a un club deportivo Camila", recuerdo la explicación exacta.

El frío poco a poco se va, dejando una leve brisa helada, así que tengo que prepararme psicológicamente para hacer público mi embarazo en algún punto de la primavera.

La música se detiene por la llamada entrante de mi escolta, quien viene detrás de mi.

— Qué pasa? — pregunto extrañada porque no suele llamarme mientras conduzco.

— Nos están siguiendo — informa tranquilo el chico y respiro profundo para no alterarme, me trae malos recuerdos —. Es un canal de televisión, no estoy seguro.

— Distraedlos  mientras yo llego al club, no queda casi — cuelgo la llamada seguido a mi orden, subo la velocidad a la vez que me fijo en todos los espejos para asegurarme de que voy sola.

Al no salir casi de casa los paparazzi sufren más porque no pueden capturarme en ningún sitio, entonces cuando me ven o les informan sobre mis salidas se vuelven como locos. Fue lo mismo el otro día cuando iba a la consulta con Isaac, tuvimos que desvíanos un par de veces para que no nos siguieran.

Mi pulso sube a medida que acelero más y más.

— Solo son un par de kilómetros más — me motivo a mi misma porque la tensión que siento es gigante.

No es lo mismo pasar por esto acompañada a tener que huir y desviarte sola, a gran velocidad y sin escoltas que te cubran.

Entro bajando la velocidad por la gigante portada que recibe a los miembros del club, me reciben sin siquiera preguntar mi nombre, con solo ver el auto abren el portón permitiéndome librarme de todo tipo de acoso.

— Mis escoltan viene luego — informo al personal de seguridad que me recibe mientras bajo.

Agradezco mucho que en este sitio solo asistan el grupo social que me rodea, algunos más que no conozco pero están tan ocupados con sus vidas que no se centran en la mía, y sobretodo agradezco los benditos contratos de confidencialidad.

— Por qué estás tan agitada? — pregunta Sam con preocupación al verme llegar a la pequeña sala privada — Estás bien?

— Paparazzis — es lo único que respondo, suficiente para relajar su rostro contraído por la preocupación —, cada vez es más difícil librarme  de ellos.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora