Capítulo 14

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Hay dos capítulos antes de este, lean esos primero.

—Sabes que te gustó, tu cara te delata. Además, no es como si por eso vamos a casarnos o algo.

— ¿No se supone que te van los hombres? —no lo comprendo todavía.

—Te dije que me van ambos, y tú, eres otro nivel Camila, solo que no te das cuenta de eso.

—Soy otro nivel? —no sé si es la droga, o la curiosidad, pero cada vez entiendo menos y quiero más.

—Sí, eres de esas chicas que no se dejan de nadie, sin importar si es su jefe o otra persona -—comenzó a hablar mientras se acercaba otra vez a mí, fumó un poco y soltó el aire en mi cara —.Eres difícil de entender, y además, muy santa para lo que te conviene.

Esto es imposible de creer, juro que sí.

Muero de ganas de besar cada parte de él, pero a su vez sé que no debo hacerlo.

—Por tu novio no te preocupes, lo que pasa aquí, se queda aquí, entre estas cuatro paredes. Solo debes decir un simple sí.

—Adonai... —las palabras no salen de mi garganta, es como si mi cuerpo me estuviese prohibiendo hablar más de la cuenta.

Se escuchó el ruido de algo fuera, pero ninguno hizo nada. Era el sonido de los tacones de una mujer, suponiendo que se trata de la última secretaria que queda en el lugar, dejándonos completamente solos.

Camila no, no lo hagas Camila.

Nuevamente ignoré a esa voz razonable que me dice lo que está mal, y actué por instinto, pensando solo en disfrutar del momento.

Le besé con el mismo gusto de hace un momento, sus besos hacen que enloquezca aunque no lo quiera aceptar. Sabe como besarme, y eso me hace perder todo tipo de autocontrol.

A este punto ya estamos acostados en el sillón, él encima de mi, besandome sin parar, y yo respondiendo con gusto.

La música sigue sonando de fondo, pero no muy alta. Nuestra ropa pasó a segundo plano en un pequeño instante.

—Me gustan tus tatuajes —dije con voz baja y de deseo. Tiene demasiados tatuajes por todo el pecho, brazos y cuello. Y le quedan perfectos.

—Eres perfecta sin dudarlo —dijo más para si mismo que para mi, mientras bajaba dando besos por mi pecho y abdomen, centrándose en mis senos con una gran habilidad.

—Dioss... —levanté mi espalda con la intensión de acercarme más a él.

Sus caricias no son de amor, ni de ternura. Por el contrario demuestran un gran deseo que me vuelve loca, es como si yo en este momento fuera toda una diosa.

—Deja de pensar tanto y disfruta —dijo suavemente mientras buscaba a un lado en su pantalón un condón, lo que me tranquilizó mucho.

Hice lo que me dijo y me dejé llevar por ese mar de sensaciones diferentes. Porque es así, todo es diferente.

La manera de tocarme, de hablarme incluso de entrar y salir de mi. No fue rápido, todo lo contrario, parece disfrutar de cada cosa que hace, logrando así que yo también lo haga.

Puedo decir que sentí suficiente placer, más que antes, y todo mejor.

Todos mis sentidos están al máximo, y puedo sentir cada cosa mejor de lo que puede ser, sin sumarle la seguridad que siento conmigo misma ahora. Me siento poderosa, deseable, es como si pudiera sentir que soy yo la que provoca todo esto.

Hago el intento de no gemir, pero es inevitable, tengo una sensación muy extraña que me hace querer gritar muy fuerte.

—Eso es... vamos conmigo —él me habla con un deseo gigante, como si tuviera el poder de hacerle correr de inmediato.

—Aaaah —jadee en su oído mientra liberaba eso que no tengo ni idea de que es, no lo he sentido antes.

Luego de eso él también pareció liberar todo, cayendo a mi lado. Se quitó el condón y lo tiró a un lado.

Ninguno habló, no tenemos aliento suficiente para hacerlo.

Por los cristales de la ventana pude ver que comenzaba a anochecer, por lo que supuse era tarde.

Quise levantarme, pero su mano me interrumpió.

—No puedo negar que me encantó - comenzó a hablar despacio —. Eres perfecta Camila, pero...

—Pero aquí nada pasó, no te preocupes que lo tengo claro —terminé la frase por él y me levanté para recoger mi ropa e ir a cambiarme al baño.

No me da vergüenza caminar desnuda delante de él, creo que no debo tenerla.

Hice lo posible por parecer normal, arreglando mi cabello y limpiando un poco todo el sudor que tengo.

Supongo que funcionó, aunque no mucho, mi cara me sigue delatando, al igual que mis ojos rojos e hinchados.

Salí ya lista del baño y Adonai me esperaba de la misma manera fuera, ya todo está en orden, como ni nada hubiera pasado.

—Necesito algo que pueda quitar lo rojo de mis ojos, no puedo llegar así —dije en forma de súplica.

—Toma esto —me tendió un frasco de gotas, por lo que imaginé que él suele usarlas —.Te quitarán todo.

Hice lo que me dijo y apliqué en ambos ojos un par de gotas, aunque se siente un poco de ardor, luego se alivia.

—Es un poco tarde, te llevaré a casa —habló mientras recogía sus cosas. Por lo que yo hice lo mismo para salir de esa oficina que acaba de ser testigo de lo que pasó.

Debo admitir que por todo el camino me he sentido agotada, es como si algo dentro de mí se apagara.

—Hemos llegado —me informó Adonai al llegar al orfanato —.Gracias por ser la mejor secretaria.

La ironía de sus palabras me hizo sentir extraña, porque a pesar de tener confianza, no quiero ser eso.

—Esto no volverá a pasar, entendido?

—Como usted diga —hizo un saludo de militar que me hizo gracia, siempre hace algo para que yo ría —.Buen fin de semana Camila.

—Igual para ti Adonai —bajé del auto y entré lo más rápido posible al orfanato, quiero alejarme de esa mirada lo antes posible.

—Camila, llegas más tarde de lo habitual,  algo que contar? —algo extraño es que Foster me espere al entrar.

Ha estado tranquila desde que hago sus trabajos sucios.

—Creí que eso de vigilar lo que hago se había acabado.

—Solo hice una pregunta, no estoy vigilando lo que haces.

—Entonces no tengo porque responder, ha sido un día largo, me voy a descansar.

Ignoré lo más que pude a Foster, y seguí mi camino hasta la habitación para buscar mis cosas y darme un baño para relajar mi cuerpo.

Aún sigo un poco colocada por la marihuana, pero no mucho. La sensación de paz y felicidad que da esa yerba es genial, aunque tengo miedo de convertirla en un vicio.

En el baño mi móvil sonó, pero puedo imaginar quién es.

Richard❣️: Mañana paso a verte, te extraño

Cami🍓: Esta bien, te espero

Nuestra relación es un poco loca, pero es linda.

Richard suele tener alguno que otro momento de celos, pero nada más, de resto todo es genial.

Bueno, exceptuando la parte en la que hoy me acosté con mi jefe y fue lo mejor del mundo.

Quisiera negarlo, pero Adonai Esposito, no es más que una cara bonita, ese hombre sabe hacer bien su trabajo.

Lo que me hace pensar en que Richard... él nunca me ha tomado de esa manera, ni mucho menos me ha hecho sentir eso tan genial que sentí al final de todo.

Supongo que eso es lo que llaman un orgasmo, aunque no tengo con quien consultar eso.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora