Capítulo 48

12 1 0
                                    

— ¡Estás aquí! — grito Oriana al verme entrar junto a su padre. Tanta emoción me confunde.

— Sorpresa! — dije fingiendo estar súper feliz, pero no le molesto mi sarcasmo. Solo me tomo del brazo y me llevó a rastras por los pasillos de la casa —. ¿A dónde me llevas?

— A un lugar seguro, tenemos que hablar — dijo muy seria y sin mirarme, algo extraño en ella.

El lugar seguro es el patio trasero, que ingenioso.

— ¿Me explicas? Me perdí de algo? — pregunté a la vez que me siento en el césped al sentir un pequeño pinchazo en el vientre.

— O lo siento, me olvidé de eso — dijo apenada al notar mi cara de incomodidad —. Y sí, te perdiste algunas cositas.

—¿ y bien? — pregunte esperando que me contara, ya que se quedo callada un momento como pensando en algo — Planeta tierra llamando a Oriana.

— O sí, perdón. Aja, como te dije, te perdiste de algunas cosas — luego de volver a la realidad se sentó de frente a mí y con mucha emoción continuó —. El chico del otro día, Antonio si no me equivoco. En realidad quedó enamorado de ti, ayer me escribió un mensaje pidiendo tu número y luego me dijo que sí te podía presentar y todo ese rollo.

— Creí que sólo eran los efectos de las drogas — dije en modo de burla al recordar la escena.

— Eso es todo, esta chica. Rebeca vino por la noche a ver a Adonai, y los vi muy juntitos — gracias Oriana, por la información que no quería saber.

— No se supone que estaba arreglando las cosas con David? — pregunte entre dudosa y molesta, no sé.

— Eh, no lo sé cariño. Mi hermano no es que se la pasa por la vida contando su vida personal.

— No sirve que me cuentes un chisme sin la información completa — tal como una bebé hice un berrinche seguido de un puchero que le hizo reír a carcajadas.

— Lo siento, pero quería contarte eso. Y bueno, tú sí puedes sacar información más valiosa y luego contarme, verdad que sí??— eso último lo dijo en tono aún más chillón del normal y en modo de súplica.

— Cuando le vea le pregunto — dije sin importancia, y su mirada expectante me hizo sonreír por su insistencia —, y te contaré todo con detalles.

— Sí! Sí! — con mucha felicidad hizo un pequeño baile estando sentada.

Por comodidad me acosté en el césped, aprovechando el silencio tan cómodo que inundó nuestra animada conversación.

— ¿Cómo te sientes? — pregunto en voz baja, y por su tono supongo que preocupada.

— Bien, los Dolores desaparecieron por la mañana — comente sin mucha importancia, ya le había dicho eso ayer.

— No, hablo de como te sientes por dentro. Tu cabeza es muy loca, y estoy segura de que estás intentando parecer tranquila, pero no lo estás.

— No sé de qué hablas, ya te dije que estoy bien — sin querer mi tono defensivo tomo la delantera y respondió sin más.

—¿Lo Ves? Ya estás a la defensiva, siempre es así. Por una puta vez se madura y expresa eso que sientes que cada día de consume más.

— No tengo nada que decir Oriana. Quede embarazada por idiota, creyendo en amores que no existían y pensando que el imbécil con el que me acostaba me quería suficiente como para no hacerme daño. Eso es todo, una decepción más para la lista, ya estoy inmune a eso.

— No eres inmune, y no fue solo tu culpa, también fue de él. Tuya por tonta de no tomar iniciativa y cuidarte, y de él por idiota al no querer usar un puto condón de mierda.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora