Capítulo 109

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Quedan pocos días para navidad. Esa fecha que se volvió un infierno para mi, ese día que todos celebran con emoción mientras que yo la recuerdo con dolor.

Papá murió luego de haber pasado una hermosa noche buena con todos. Tuvo que ir a trabajar y ocurrió el accidente sobre unas tablas mal puestas. Por eso estos días me torturan, es un adelanto al día en que pasó y por eso prefiero ignorarlo.

Mis hormonas más allá de hacerme sentir vulnerable creo que solo me han hecho más fuerte y decidida. Quiero cambiar tantas cosas en tantos sitios.

Al final el contrato lo firmé por lo que me siento satisfecha siendo socia de una marca que va creciendo día tras día. Extraño modelar, posar para alguna campaña, ser la cara de alguna marca. En el poco tiempo que estuve en la agencia logré más cosas de las esperadas. Ahora aunque no es por los desfiles sino por dichas publicidades, me conocen muchas personas que se interesan en mi como modelo, pero no puedo. 

Además estar casi todo el tiempo en casa me permite pensar más en cómo arreglar mis errores, como mejorar mis acciones. Quiero empezar con el orfanato en el que pase tanto tiempo.

Ayer le pedí a Jessie que me ayudara a cambiar la directora del orfanato, esos niños se merecen a alguien que se preocupe de verdad por ellos a pesar de que fue así como conseguí a mi familia actual. Para mi sorpresa solo hizo un par de llamadas y ya Foster estaba tras la rejas por tráfico de menores.

— ¿Estás lista? — pregunta Isaac a mis espaldas.

Me entretuve viendo mi abdomen que cada vez está más grande.

— Si, vamos — respondo agarrando mi bolso para salir junto a él de su departamento —. Crees que se nota?

— Estás perfecta маленький — responde dejando un beso en mi cabeza y agarrando mi mano para salir juntos —. Aún queda tiempo, podemos pasar a comer algo antes de ir a la consulta.

— Buena idea, muero de hambre — mi alimentación mejora día a día, me esfuerzo para mantenerme sana porque no es fácil con tantos bajones que suelo tener.

Subimos al auto y él conduce mientras yo intento no dormirme por el camino, ya que estoy durmiendo en exceso.

— No te duermas, ya casi llegamos — abro un poco los ojos y soy consciente de a donde me lleva.

Es una cafetería muy bonita en donde hacen unos huevos revueltos con champiñones y vegetales de muerte.

Minutos después llegamos y no tardo en bajarme para entrar y comer. Aprovecho que ya el frío es insoportable y utilizo abrigos tan grandes que nadie nota mi barriga.

Isaac camina deprisa detrás de mí, entramos juntos y nos sentamos en la primera mesa que encontramos. No hay mucho tiempo más del necesario para pedir, comer e irnos.

Él pide por mi ya que sabe lo que quiero y el camarero se va con nuestra orden.

— Crees que se deje ver esta vez? — pregunta curiosos y nervioso a la vez.

— Quizá, tanto estrés y todo eso deben de ser los causantes — comento despreocupada — Aún tenemos tiempo para descubrirlo.

Llegan con nuestras comidas y siento una gran felicidad de poder comer. Nunca había sentido tanta emoción por algo tan simple como comer.

— Come despacio — me pelea y lo miro mal —. Sabes que te hace daño, la comida no se va a ir.

— Es que tenemos hambre — respondo haciendo un puchero y cruzando los brazos a modo de berrinche.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora