Capítulo 2

62 2 0
                                    

Por la mañana Nico me despertó con la intención de ir al colegio, él es más responsable que yo a pesar de ser menor. 

Salí temprano junto a mi hermano hasta el colegio donde estudiamos, es la rutina de siempre.

Solo vi las primeras tres clases, luego a media mañana fui a mi escondite. 

Necesito paz y este es el único lugar que me la transmite.

Ver la tumba de mis padres, o simplemente pensar en ellos ya es algo que me deja en otra realidad. 

《Clarisa de Smith》《Federico Smith》

No tengo ningún reloj, pero ya sé cuando es la hora de irme, estoy acostumbrada al camino, al clima, a los ruidos. 

Parezco un zombie, sin rumbo, sin vida, sin esperanza, caminando sin parar a ningún lugar en específico. 

La directora del orfanato me esperaba en la entrada, sabe de mis escapadas, pero ya se había rendido, y prefiere no decir nada. 

Es una señora de 40 años, con una cara angelical con la que disimulaba la corrupción que tiene dentro del orfanato. 

Más de una vez pude ver cómo vendía a niños, todo dependía del dinero de la persona. 

El niño que ellos quisieran, lo tenían. 

Me da miedo que nos vendan a alguno de nosotros, no quiero separarme de mis hermanos. 

No me importa no ser adoptada, con tal de que ellos estén conmigo.

Es muy egoísta de mi parte, pero son lo único que me queda, no quiero perderlos a ellos también.

— No puedes seguir escapando del colegio Camila, tienes muy buenas calificaciones, no las pierdas por querer vivir en el pasado. 

Eso fue lo único que me dijo, se dio la vuelta y entró en su oficina. 

Es cierto, mis calificaciones son las mejores de toda la clase, pero eso no me sirve de mucho, en este país solo eres importante si tienes influencias y dinero, cuando eres una huérfana así como yo, por muy inteligente que seas, sigues siendo nadie.

Quedé en salir con unos amigos por la noche, es viernes y no piendo quedarme aquí. 

Son un grupo de chicos que conocí en cuanto llegue aquí, no tienen  dinero, tampoco son de vestir bien, mucho menos personas importantes, solo hacen un par de cosas fuera de la ley para ganarse la vida. 

Esperé a que todos durmieran para cambiarme e irme, ya me esperaba Richard en la esquina donde no lo vieran. 

Es muy fácil escapar de aquí, a nadie le importa, y yo soy una experta haciendo esto. 

— Hola nena — me saludo con un beso en la mejilla.

— ¿A dónde vamos a ir hoy?

— Es una sorpresa, pero sé que te va a gustar. 

Me subí en la motocicleta y comenzó a andar para llevarme a ese lugar desconocido. 

Richard es alto, delgado, moreno, con un rostro simpático y mucho humor. Es un gran amigo, aunque desde hace unos pocos días, esa amistad está pasando a algo más.

Suelo darme cuenta de cómo me mira, y no sé si en realidad me gusta o solo es.. no sé 

El viento fresco de la noche choca contra mi cara y tiene revuelto mi cabello, pero me da igual, me gusta esa sensación de estar volando, de ser libre.

— Llegamos, los chicos nos esperan.

Me ayudó a bajar, y me tomó de la mano. 

Es a las afueras de la ciudad, calles abandonadas que ahora mismo estan llenas de gente, es una carrera, o eso parecía ser.

— ¿Dónde estamos? — pregunté con mucha curiosidad. 

— No seas impaciente Camila, ya verás.

No hay muchas personas, pero sí las suficiente para no parecer algo muy bueno. 

Dan miedo, no por su aspecto, sino por sus miradas. 

— No me sueltes — Richard me ordenó, supongo que para protegerme.

Pude ver a lo lejos a los chicos, nos esperaban muy cerca de la línea de salida. 

Ahora estoy segura, es una carrera, una cantidad de coches estan ahí parados esperando. 

— Camila!! — Verónica  me saludo con mucha emoción, es la hermana melliza de Richard y casi mi mejor amiga. 

Le regresé el abrazo y saludé al resto de chicos. 

Somos las únicas chicas del grupo, pero eso no es problema alguno para nosotras, es hasta mejor.

Nos apartamos un poco de los chicos para poder hablar, hace varios días que no nos vemos.

— ¿Qué tal está todo? — me preguntó, aunque ya sabe  la respuesta. 

— Igual que siempre —me limité a contestar. 

— No puedes seguir escapando del colegio Camila, sabes que no es bueno.

— No gano nada estando ahí, solo me ahogo y quiero desaparecer. 

— Pero necesitas ir si quieres ser alguien algún día, eres una chica demasiado inteligente, no te desvíes del camino por causa del dolor. 

— Ya no sé si quiero ser alguien. 

— ¿Entonces qué quieres ser? ¿Cómo nosotros? Que gran ejemplo el que quieres seguir — habló con furia y muchísima ironía — tienes dos hermanos que dependen de ti, tus decisiones les afectan a ellos, todo depende de ti. 

Me dejó sola, pensando en eso que dijo. Siempre ha sido muy directa conmigo, y se lo agradezco porque las palabras directas y sin adornos duelen, pero de verdad las entiendes. 

— Oye, no te traje hasta hasta aquí para que estés triste nena. Toma un trago, necesito que me animes cuando corra. 

Ahora sí regresé a la realidad, Richard va a correr y puede morir en el intento. 

— Es peligroso, no lo hagas. 

— De algo moriré, pero si no lo hago, ganaré mucho dinero. 

— Yo voy contigo. 

— Ni hablar, de eso nada. Si a mí me pasa algo no afecta a nadie, si a ti te pasa algo, le jodes la vida  a tus hermanos. 

— Por eso mismo, estando yo contigo, tienes la responsabilidad de ganar con tal de que a mí no me pase nada. 

El me dio una sonrisa, es obvio que no me puede decir que no. 

Admito que estoy demasiado nerviosa, pero necesito un toque de adrenalina si quiero sentirme mejor y poder pensar con claridad. 

Si quedo viva, estoy segura de que cambiaré muchas cosas. 

— ¿Vamos?

— Vamos. 

Y puedo asegurar que esos cambios van a ser para mejor.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora