Capítulo 19

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— Tenemos que hablar Camila — dijo Foster interrumpiendo mi camino.

— ¿Ahora?— pregunté cansada de todo.

— Entra, ahora.

Entré en su oficina resignada, así es ella, insoportable.

— Hoy te estuvo buscando tu novio, pero al decirle que no estabas casi entra a la fuerza — me puse nerviosa al escuchar eso.

— ¿De eso quieres hablar? — ignoré mis nervios y respondí.

— No, eso me da igual. Es extraño que aún sigan juntos, sabiendo cómo es... pero en fin, necesito que entregues algo.

— ¿A quién, cuándo? — ya estoy acostumbrada a esto.

— Mañana antes de la hora de salida del instituto, vas a la carretera vieja y lo entregas —dijo buscando un pequeño paquete envuelto en papel y cinta adhesiva.

— A quién se supone se lo debo entregar?

— Le dicen Rose, es una chica morena unos años mayor que tú.

Rose.

Ese era el nombre de la persona que llamaba a Richard.

— ¿Solo es entregar?

— Sí, solo debes entregarle eso e irte.

Tomé el paquete y salí de la oficina para ir a descansar, estoy acostumbrada a este tipo de recados. No sé de qué se trata, pero me da igual.

Escondí el paquete y luego d cambiarme me acosté a dormir, aunque mi mente viaja repetidas veces al dinero, poco después cai en un profundo sueño.

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Este tipo de comercio artesanal se llevaba a cabo por lo pobres que eran la mayoría de personas que pertenecían al pueblo llano o también llamado tercer estado...

Mientras la profesora habla, yo estoy concentrada en dibujar, algo sin importancia, pero me hace distraerme.

— Camila? Me puedes decir por qué el pueblo llano era tan pobre? — preguntó con la intensión de que quedara en ridículo

— Porque todo el dinero se lo quedaba la nobleza y el clero, siendo ellos los dueños de las tierras y además cobrando impuestos a los campesinos y artesanos — respondí sin levantar la mirada de mi dibujo.

La profesora parece no estar contenta con que no la viera al hablar, y quiso continuar preguntando.

— ¿Entonces todos eran pobres?

— No, habían algunos pocos que tenía dinero. Eran conocidos como la burguesía, aunque a pesar de tener dinero, no tenía una posición social, que en esa época era lo más importante.

Pareció rendida con mi respuesta, nuevamente respondí sin mirarle y concentrada en en mi libreta. Ya todo eso lo sé, solo es un repaso que no me hace falta, y ella lo sabe.

Media hora después, salí de mi penúltima clase con cinco dibujos hechos y la intensión de irme para hacer lo que Foster me pidió.

Salí al patio trasero y por un pequeño agujero que hay en la verja salí del instituto sin que nadie lo notara.

La carretera vieja está a un par de kilómetros, pero camino rápido así que llegaré a tiempo.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora