Capítulo 125

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Observo cómo duermen con admiración, cada día crecen más, pero siguen siendo frágiles y sensibles, tan pequeños...

— Camila, no todos los días es tu fiesta de graduación, tienes que ir — escucho el regaño de Gabriela a mis espaldas, lleva todo el día intentando convencerme.

— No quiero dejarles, me necesitan — respondo sincera, de solo imaginar que me alejo me entra el pánico.

— Estarán con Jessie, la abuela también está, incluso Sam puede ayudar — comenta Melissa apoyando a Gabriela.

Ellas dan vueltas por toda la habitación de los niños mientras yo me mantengo sentada viéndolos.

— Pero deben comer... — insisto en quedarme con cualquier excusa.

— Puedes dejarles preparados los biberones con tu leche, como hacen por las noches para descansar — insiste Gabriela, encontrando una solución a todo.

— Ya está dicho, Jessie acepta quedarse con ellos, la abuela tiene experiencia así que los cuidará incluso mejor que tú — Melissa bromea pero en el fondo es cierto, estos dos meses han sido un poco desastre.

Busco otra excusa que dar, pero la entrada triunfal de Jessie me demuestra que de nada servirá.

— ¿En dónde están los niños más preciosos del mundo? — Jessie Lombardi hablando con ternura? Pues si, les tiene un amor tan grande que no lo comprendo.

— Durmiendo, a salvo de ti — bromea Melissa para que se moleste, pero ya está acostumbrada así que la ignora.

— Estás segura de que pueden cuidarlos? — pregunto en voz baja a mi madre, ella quita la mirada de los niños para centrarse en mi.

— Sabes que sí, son mi adoración, así como lo eres tú y tus hermanos — acaricia mi rostro con ternura, sonríe antes de lograr convencerme —. Te mereces un descanso, no quieres niñeras, no quieres recibir ayuda de nadie. Es tu graduación, junto a tu novio y tu amiga, no pasará nada porque los dejes conmigo unas horas.

Aún me impresiona lo diferente que es Jessie con el resto y conmigo, es tan cálida , tan tierna, siempre intenta demostrar lo mucho que me quiere, y ahora hace lo mismo con Neus y Aidan.

— Está bien, iré — acepto al fin, Melissa y Gabriela celebran aunque sabían que terminaría aceptando.

Ambas me llevan a rastras hasta mi armario, algo que me sorprende es que no buscan nada, ya está todo delante. Sobre una de las mesas hay una caja de Versace, de solo imaginar el vestido me entran los nervios.

Estos dos meses he entrenado muy duro, intento volver a mi forma de la forma más saludable posible, aprendí que puedo conseguir mejores resultados alimentándome con fundamento.

— Está precioso — admito al abrir la caja, es rojo oscuro, al parecer muy ajustado —. Gracias...

— Lo compró Isaac, así que el agradecimiento es para él — bromea Gabriela con doble intención en su comentario —. Pero por ahora no quiero más sobrinos, entendido?

— Gracias a que la niña no se decidía el tiempo se fue y ahora solo quedan un par de horas, gracias Camila — discute Melissa, aunque ella no se gradúa asistirá junto a nosotras a la fiesta, al igual que Emilia.

Antes de que pueda responder se van, dejándome sola para alistarme mientras ellas se van a sus casa para hacer lo mismo.

Una ducha rápida es lo que necesito, mi cabello está limpio así que termino antes, comienzo a maquillarme antes de siquiera pensar en vestirme, no quiero manchar ese precioso vestido que me ha comprado Isaac.

Mejor vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora