-Elizabeth, bastante bien que se te da ignorarme las llamadas luego de siete años. Además, ¿no es loco que tenga que exponerme ante el FBI por ti?
Tras la finalización del instituto ella escapó lejos de él con una sola finalidad; alejarse de su burb...
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"No eres la única que tiene problemas.
Ambos los tenemos.
¿Y ellos? Tendrán que sobrevivir a los nuestros"
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📍 Philadelphia , PA
Y en la noche, Jughead no se presentó en la cena porque tuvo que irse, sin embargo la rubia comió con sus hijos y su prima. Tenía aún en la cabeza lo sucedido el día de hoy, en general. Y no fue hasta luego de que la rubia haya acostado a los niños cuando Jughead apareció por el pasillo algo agotado.
—¿Estás bien?—preguntó ella mientras pasaba al otro lado del pasillo.
Este frenó el camino a su habitación—Si, no te preocupes. ¿Los niños se durmieron?
—Si. Pidieron si tú podías llevarlos mañana.
—Oh si, claro.
La rubia lo miró en un silencio y miró la herida que tenía en la mejilla. Con su dedo pulgar limpió la sangre—Tienes sangre.
—Lo sé—tensó su mandíbula mientras la miraba y negaba—¿Por qué?—preguntó.
—¿Qué?—preguntó confundida.
—¿Por qué lo has vuelto a hacer? Estaba con la vida hecha.
—No entiendo—tartamudeó.
Dió un paso—Resulta que a pesar del tiempo que pasó llamo a otra mujer por tu nombre cada vez que hablo.
—Jug, yo—este negó para hablar él:—No, no quiero escuchar nada de esas cosas que no hace más que empeorar las cosas.
—La embarramos ayer, ¿verdad?
—De lo feo—aseguró este y ambos se miraron—. Eres la madre de mis hijos—murmuró—, técnicamente voy a tenerte toda la vida.
—Pero no me perdonas.
—Es muy pronto para rellenar ese dolor.
—¿Vamos a hacerlo o solo nos quedaremos mirandonos sin sentido?—preguntó encogiéndose de hombros—¿Nos miraremos para seguir reprochándonos en la cara lo que hizo el otro o me puedo ir a dormir?
—No—negó—. Yo ya me cansé de esto. Si la vamos a embarrarla, que por lo menos lo disfrutemos—aseguró para acercarse a sus labios. La rubia dejó caer sus hombros y supo que no era lo mismo que lo que había pasado en el auto.Y no lo era. Jughead llevó sus manos hasta la cadera de la rubia y la empujó hacia él mientras daba pasos hacia atrás.—Voy a pedirte que entres a mi habitación para que me quede en claro que es lo que verdaderamente quieres.
