-Elizabeth, bastante bien que se te da ignorarme las llamadas luego de siete años. Además, ¿no es loco que tenga que exponerme ante el FBI por ti?
Tras la finalización del instituto ella escapó lejos de él con una sola finalidad; alejarse de su burb...
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| "No eres la única que tiene problemas.
Ambos los tenemos.
¿Y ellos? Tendrán que sobrevivir a los nuestros"
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📍 Philadelphia , PA
El ascensor se abrió y la rubia levantó su mirada, quedando petrificada.—Carajos, lo siento—soltó la voz femenina avanzando.
—¿Quieres... verlo?—preguntó Betty confundida.
—No, no es necesario—negó Carla y dejó una caja en el piso—. Tiene cosas de él, y hay cosas que creo que le importan.
—¿Lo amabas?—preguntó la rubia, sorprendiendo a la chica con aquella pregunta.
—No voy a constestar eso porque lo considero personal. Te respeto como mujer que eres pero... se que no me corresponde decirlo sin embargo como persona que estuvo con él en los últimos años, le hubiera sido una gran felicidad tener a sus hijos con él—se encogió de hombros—. No me corresponde a mi decirlo y no lo digo de su palabra, solo te digo lo que yo creo de él.
—¿Cómo te enteraste?—preguntó esta.
—En este último tiempo Jughead dejó muchas cosas de lado en su vida y quienes lo conocemos sabemos que se debía a algo. El rumor comenzó a correr y lo confirmé cuando los vi en el parque.
—No sabía que él estaba en una relación.
Carla negó—. No te preocupes. Se que él me amó en su momento y que decidió terminar antes de terminar de decidir si arriesgarse a ti o no. Él no hizo nada malo para mi, así que yo no voy a hacer nada malo para él. No se lo merece.
—Yo... él está en su oficina.
—Está bien, yo ya me voy—la miró—. Cuídalo, porque él puede cuidar de todo el mundo pero no se cuida a él—esta salió de ahí saludándola con la cabeza para caminar hacia dentro del ascensor. La rubia esperó que las puertas se cerraran para abrir la caja y observar dos prendas, unos cds, anillos y pulseras que le pertenedías y un descorchado con su nombre. Cerró la caja para tomarla y caminar hacia la oficina donde estaba él.
—¿Qué es eso?—preguntó confundido levantándose.
—Son... cosas tuyas—aseguró dejando sus manos sobre la caja—. Ella ya se fue.
—¿Ella?—preguntó abriendo la caja y la miró—¿Carla?
—Exacto—asintió—. Solamente la dejó y se fue. Me dijo que creyó que pues eran cosas personales.
