"No eres la única que tiene problemas.
Ambos los tenemos.
¿Y ellos? Tendrán que sobrevivir a los nuestros"
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📍 Philadelphia , PA
El fin de semana fue suficiente para que ya estuvieran instalados y despidiéndose de lo que era Pensilvania, bueno, no del todo. Los niños seguirían asistiendo a ese colegio por el resto del año, pero estaba todo organizado: A las siete de la mañana saldrían todos, los niños se quedarían en el colegio hasta las tres, sus padres pasarían por ellos y se irían a la casa para pasar todo el resto del día juntos. Claramente que una vez que el niño naciera, los planes cambiarían completamente pero ninguno lo sobre-pensaba tanto para ahogarse en ansiedad.
—¡Me e-n-c-a-n-t-a!—gritó Max corriendo por el patio.
Jughead sonrió y tomó aire observando correr a sus hijos por el gran patio. No fue por la casa de dos pisos, no iba por el precio, no constaba por la piscina, no era por las dos habitaciones para los niños, no iba por las otras dos vacías —cuyo fin era completarlas en un momento futuro—, no era por el lago y los vecinos separados por árboles, era porque por alguna razón, lo sintió el lugar adecuado para ellos. Porque claramente que podía algo mejor, pero quería algo estable, algo familiar: para ellos.
Y fue en un momento de charla con Betty hacía meses atrás mientras buscaban la casa juntos, que notó que era capaz de acomodar todo; preparar a los niños, verlos crecer, e inclusive habían decidido volverlos a llevar a un colegio público que estaba cerca de la zona al año siguiente; no era el dinero, era el sentimiento y hecho.
—¿Y qué te parece si un día hacemos una cancha de fútbol por aquí?—señaló Jughead el lugar mientras veía a la rubia sentada en la silla.
—¡Si!—festejó Amelie.
—Una muy grande, eh—aclaró Max.—Así podríamos enseñarles al bebé a jugar, ¿te parece mamá?—preguntó y la rubia asintió con una sonrisa, colocando su mano en el vientre al sentir el bebé patear pero no dijo nada. Cerró sus ojos mientras el sol daba en su cara, aliviada de saber que ya las cosas estaban acomodadas y que no debía preocuparse por nada más.
—Y te prometo, papá, que no lloraré cuando me cambie de colegio. No tendré miedo, ya no—Amelie parecía poner su fé en ella, Jughead le sonrió.
—Lo sé, se que no lo harás.
—A Milo le gusta la nueva casa—Amelie se colocó sus manos en la boca para reir e inclinarse hacia adelante, viendo al perro girar en si mismo.
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We Have Issues// Bughead
Romance-Elizabeth, bastante bien que se te da ignorarme las llamadas luego de siete años. Además, ¿no es loco que tenga que exponerme ante el FBI por ti? Tras la finalización del instituto ella escapó lejos de él con una sola finalidad; alejarse de su burb...